El Espiritu Santo - Entre el Padre y el HijoMuestra

 Poder de lo alto.

“«La paz sea con ustedes», les dijo (Jesús). Pero todos quedaron asustados y temerosos; ¡Pensaban que veían un fantasma!

“…Ahora enviaré al Espíritu Santo, tal como prometió mi Padre; pero quédense aquí en la ciudad hasta que el Espíritu Santo venga y los llene con poder del cielo”.  (Lectura Bíblica Lucas 24: 35-49).

Querido lector (a), me encanta la honestidad de los primeros seguidores de Jesús, ¡Tan parecidos a ti y a mí!” gente que luchó por sus creencias, que fueran honestos con relación a sus temores y dudas acerca de la vida de fe. Ellos, fueron tan conscientes de sus días llenos de luz, como de los días grises u oscuros, que enfrentaron en el despertar de la gloria de Cristo en ellos.

La resurrección y la grandeza del señorío de Jesucristo en sus vidas no fue algo que entendieron al principio, ellos también fueron “Enfrentados y procesados” en sus visiones y creencias de mundo, y debían estar convencidos de que lo que vieron realmente había sucedido. A primera vista, no parecería que fueran los mejores candidatos para continuar con el gran proyecto de Dios para con la humanidad.

En ellos, Dios nos deja ver que Él elige usar seguidores temerosos y que dudan para hacer grandes cosas; pues Él quiere asegurarse que no se trate de nuestra suficiencia, sino la suya obrando para nuestro bien. “Ustedes son testigos de todas estas cosas”, les dice Jesús.

Sabemos que el poder es un privilegio especial que le corresponde a Dios, pero por gracia, Él nos delega una porción de ese poder obrando a través nuestro por medio del Espíritu Santo. 

Ser “Revestidos del poder de lo alto” no es otra cosa que vivir una vida de fe consientes de la dulce influencia del Espíritu Santo obrando desde nuestro interior aún a pesar de nuestra insuficiencia, trayendo iluminación, enseñanza e inspiración concerniente a toda verdad y siendo testigos de la verdad, nos llena del “Poder de lo alto” para compartir su mensaje de arrepentimiento y perdón para todo el mundo. 

Oremos juntos: Espíritu Santo, Tú conoces nuestras debilidades, triunfos, dudas y fracasos. Gracias por usarnos en nuestra condición y guiarnos a toda verdad. Gracias también porque desde nuestra insuficiencia tu ejerces tu poder para que podamos servirte fielmente. En el nombre de Jesús ¡Amén!

¡Gracias Dios, Espíritu Santo!