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La avaricia sepulta tu destino

En este pasaje de Lucas, Jesús les está diciendo a los fariseos que con su avaricia y el uso de su religión y su diezmo como un medio para el éxito, son como muertos debajo de la tierra; que buscando los primeros lugares en realidad son las personas más bajas de la sociedad. ¡Qué fuerte! Porque la avaricia sepulta tu destino. Podrías pensar que el no dar va a aumentar tu vida, que el retener va a darte crecimiento, pero en realidad reduce tu vida.

La Biblia enseña que la generosidad eleva nuestra vida, que para los sabios el camino de la vida avanza hacia arriba, y dejan la tumba atrás. En el mismo pasaje de Lucas, Jesús nos da una respuesta de cómo podemos ser limpios de avaricia: “limpien el interior dando de sus bienes a los pobres, y quedarán completamente limpios.”

Considera esto, el diablo era un ángel que dirigía la alabanza en el cielo, ¿por qué fue expulsado del cielo? Por su avaricia y envidia. Quería recibir lo que era de Dios, la alabanza, gloria y honor. Y es el ser más alejado de Dios.

Cuando vemos la vida de Jesús, él no solo dio un diezmo o una ofrenda, él dio toda su vida, no se reservó nada. Jesús es la persona más generosa del universo, y ahora está sentado a la diestra del Padre.

Jesús se nos dio a sí mismo. Así que cuando yo le doy de lo que Él me ha dado primero, le estoy diciendo: "te amo, también eres lo primero y lo mejor en mi vida." Estás imitando el corazón de Jesús y esa humildad te permite ser dirigido y tener cada vez más comunión con Dios. Y es en esa comunión donde somos transformados y nuestro corazón es purificado.

Oración

Dios mío, no quiero reservarme nada, mi corazón es tuyo. Enséñame a ser humilde contigo y en cada una de mis relaciones, y al pasar tiempo en esa comunión contigo, ser purificado de mis envidias y motivos egoístas. Gracias porque tú honras al humilde, y prosperas al generoso. En el nombre de Jesús, amén.