Oraciones audacesMuestra

Apartado y enviado

Si estás leyendo el día siete de un Plan Bíblico sobre oraciones peligrosas, es posible que en algún punto de tu vida hayas estado peor. Podrías identificarte con la letra del himno, “una vez estuve perdido, pero ahora fui encontrado”. Con certeza crees que Él te ha lavado de tu pecado y vergüenza, que te ha restaurado y apartado. Es posible que ya sepas el significado de “santificado y consagrado “.

Ayer leímos Isaías 6:8. Hoy veamos lo que sucedía antes de que Isaías fuera comisionado por Dios. En los versos 1-7, Isaías describe haber visto al Señor y sus ángeles en un templo. Espera, ¿qué? Sí, increíble, ¿verdad? La respuesta de Isaías fue: “Espera un segundo. No merezco ver esto. Tengo labios impuros”. Entonces, un ángel acercó a sus labios un carbón encendido y le dijo que estaba limpio. ¿Qué sucedió después? Sucedió Isaías 6:8. Luego de que sus labios fueron purificados y él fue apartado y consagrado, Dios le pidió que sea su mensajero. ¿Ves hacia dónde vamos? Cuando somos salvados, limpiados, encontrados, y apartados, es por una razón. Dios no nos aparta para ser un trofeo en un estante, para ponernos rancios o para ser solitarios. Dios nos aparta para enviarnos a algún lugar donde no hubiéramos podido llegar con la multitud.

¿Qué hizo Dios por ti? ¿Cómo crees que te prepara para hacer lo que Él quiere que hagas? Dejemos totalmente la vida fácil en nuestros espejos retrovisores. Pidámosle a Dios que nos examine, nos quebrante, y nos envíe. Aceptemos que no hay nada en nosotros que Él aún no conoce. Fijemos nuestros ojos en nuestra desgarradora necesidad de un Señor y Salvador. Y, empecemos a andar porque Él nos aparta para enviarnos.

Ora: Espíritu Santo, aquí estoy, envíame.

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