Dios es refugio seguro y roca de confianzaMuestra

Dios: Refugio contra los tormentas y lugar de morada

Dios es refugio para protección, pero el Señor no quiere ser solamente un refugio para los suyos cuando la tempestad arrecie, sino también un lugar donde morar. Eso es lo que se desprende de los Salmos 57:1b: “Y en la sombra de tus alas me ampararé hasta que pasen los quebrantos”. “Sé para mí una roca de refugio, adonde recurra yo continuamente. Tú has dado mandamiento para salvarme, porque tú eres mi Roca, y mi fortaleza” (Salmo 71:3).

Dios no sólo nos dice que Él es refugio contra peligros, sino también nos habla de una morada, de una “roca de refugio” (Salmo 62:7; 71:3) en la cual no solamente permanecemos hasta que las calamidades hayan pasado, sino de una “roca de refugio” donde acudamos “continuamente”, un lugar de comunión.

Dios anhela la comunión con sus hijos. Esa comunión debe ser renovada constantemente, como lo dice nuestro versículo: “adonde yo recurra continuamente”. No se puede separar la comunión con Dios de la confianza y seguridad que se experimenta del amparo y cobertura de Dios. Es la cercanía a Él lo que fortalece la fe para refugiarse y ampararse en Dios. La seguridad viene de sentirse en comunión y cercanía con Él. Lejos de Él es difícil experimentarlo como refugio. Dios, como refugio, es también un lugar de comunión y morada. Por eso, el salmista buscaba la cercanía con Dios: “Una cosa he demandado a Jehová, esta buscaré; que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida” (Salmo 27:4).

Es muy difícil ejercer fe y confianza en las promesas de Dios apartados de la comunión con Él, ya que el músculo de la fe solo se desarrolla en comunión con Dios. Es difícil reclamar y apropiarse de las promesas de refugio y protección divinas estando alejados de Dios. Las promesas de Dios sobre protección, refugio y cuidado no son un oráculo para pronunciar en tiempos de dificultad; son más bien una vivencia diaria que nos acompaña como consecuencia natural y normal de cultivar y experimentar la cercanía con Dios.

¿Mantienes una cercana e íntima relación con Dios o acudes a Él solo cuando hay tormentas?