Reflexiones ¡de Película! BIOGRAFICASMuestra

  EL AVIADOR

  No cabe duda que una persona visionaria tiene una enorme ventaja sobre quién no lo es, pues la visión a uno lo mantiene concentrado, inmerso en la concreción de lo que entiende que debe hacer. Para él todo está supeditado a la visión: su tiempo, su dinero, su esfuerzo, su dedicación… su vida.

  Howard Hughes era un visionario. Una persona apasionada por lo que hacía, convencida de que tenía la capacidad de hacer aquello que otros ni siquiera imaginarían. Por ello, entre otras cosas… sólo a él se le ocurrió filmar la película más costosa de la época empleando 137 pilotos, 87 aviones, 35 camarógrafos y 2000 personas extras. También fue él quien rompió el record de velocidad construyendo el avión más rápido; y voló en su monoplano alrededor del mundo en 4 días. Y mientras los demás se burlaban de sus proyectos y esperaban con ansias ver su fracaso, Hughes una y otra vez dejaba a todos boquiabiertos.

 Pero un gran inconveniente de los visionarios, es que no se satisfacen con lo logrado; pues la visión en sí misma no asegura que la persona sea feliz ni haga feliz a los demás. Por eso, minutos después de haber estrenado su película “Ángeles del Infierno”, Hughes ya estaba dando órdenes de editarla nuevamente. Y habiéndose convertido en “el hombre más rápido del mundo”, ni bien bajó del avión le comunicó a sus asistentes que la nave debía funcionar más rápido.

 Howard tenía un grave problema de insatisfacción que generalmente acompaña a los visionarios. Por eso, debemos recordar que siempre habrá margen para expandir la visión, pero también debe haber tiempo suficiente para disfrutar de la realización.