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Oración de rompimientoMuestra

Oración de rompimiento

DÍA 3 DE 10

¿Cómo es el lugar secreto? (Parte 2)


Hoy, seguiremos viendo las notables características del lugar secreto de oración.


El lugar secreto es…


El lugar donde nos sometemos al Señorío de Cristo


El lugar secreto de oración es donde rendimos nuestra voluntad a Dios para que el Señor pueda hacer Su voluntad en nosotros. También es el lugar donde ocurren las más grandes luchas espirituales de los creyentes, ya que es más fácil decir: “Jesús es mi Proveedor” que decir: “Jesús es mi Señor y el Dueño de mi vida”.


Mientras estuvo en la tierra, Jesús se sometió al Señorío del Padre. Por ejemplo, cuando supo que era la hora en que debía morir en la cruz, Él oró diciendo: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42). Si queremos operar con autoridad celestial, necesitamos ser personas de oración viviendo en total obediencia al Padre. Cada día tenemos que rendir nuestra voluntad al Señorío de Cristo, porque la sumisión total no es algo que se logra en un instante, es una entrega que sucede progresivamente.


El lugar de los padecimientos de Cristo


A fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte. (Filipenses 3:10)

La oración es el lugar donde participamos de los padecimientos de Cristo, puesto que orar requiere obediencia y sacrificio. Jesús les dijo a Sus discípulos: “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil” (Marcos 14:38). Nuestra carne es débil; por eso, la mayor parte del tiempo no quiere orar. Más si queremos ver que las vidas de las personas son transformadas por Cristo, voluntariamente debemos someter nuestro espíritu a Dios y orar, independientemente de lo que “sintamos” hacer.


Fue después de que Cristo sufrió en la cruz física, emocional y espiritualmente, que Dios desató Su poder de resurrección y lo levantó de entre los muertos. Dios tiene que trabajar en nosotros antes de poder trabajar a través de nosotros y hacernos buenos mayordomos de Su gracia. Si a medida que oramos le permitimos a Dios que nos muestre el pecado que está arraigado en nuestras vidas, que nos lleve al arrepentimiento y al perdón para que nuestro pecado sea arrancado, entonces conoceremos a Cristo y nos asemejaremos a Él en Su sufrimiento. Jesús no tenía pecado y, aun así, llevó todo el pecado de la humanidad a la cruz. Soportó todo el sufrimiento para agradar al Padre, para unirse a Sus propósitos y hacer Su voluntad en la tierra. La pregunta es: ¿estaríamos dispuestos a hacer lo mismo?


El lugar donde las llaves del reino son activadas


Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos. (Mateo 16:19)

Las palabras hebreas que se traducen como “atar” y “desatar” eran términos legales usados comúnmente por los rabinos, quienes interpretaban la ley y declaraban lo que estaba prohibido (“atado”) y lo que era permitido (“desatado”). Jesús usó la expresión hebrea “atar y desatar” para comunicarle a Pedro —y a todos los creyentes— que Él nos da autoridad espiritual en la tierra. Por eso, cuando oramos, declaramos y decretamos, en otras palabras, pasamos “leyes” o “regulaciones” concernientes a lo que está y no está permitido de acuerdo con la voluntad de Dios, porque tenemos autoridad para hacerlo. Y esa autoridad es ratificada en el cielo porque se origina en Cristo y es parte de Su obra en la tierra. (Vea, por ejemplo, Mateo 16:17–19; Lucas 4:18). Por consiguiente, podemos decir que declaramos legal en la tierra lo que es legal en el cielo y declaramos ilegal en la tierra lo que es ilegal en el cielo. Cristo confirmará, en el cielo, lo que hacemos en la tierra, en Su nombre y de acuerdo con Su Palabra.


El lugar donde expandimos nuestro territorio


El lugar secreto de oración es también donde expandimos la capacidad de nuestro espíritu y el tamaño de nuestro territorio espiritual. Pablo explicó las esferas de influencia, diciendo: “Pero nosotros no nos gloriaremos desmedidamente, sino conforme a la regla que Dios nos ha dado por medida, para llegar también hasta vosotros” (2 Corintios 10:13). A medida que crece su vida de oración, sus territorios (los dominios de su ministerio y su influencia) se expandirán; pero a medida que sus territorios se expandan, su vida de oración también debe aumentar. No basta con ganar un territorio, es importante mantenerlo. Por eso, nunca debemos parar de orar.


Usted no puede ser complaciente respecto de la oración, sino que debe orar hasta obtener rompimiento. Jesús solía orar toda la noche y, al amanecer, ya había ganado territorios que antes eran controlados por el enemigo. Su oración no era casual; Él estaba comprometido a habitar en la presencia del Padre, y ese compromiso le produjo resultados sobrenaturales. Igualmente, en el libro de Hechos, vemos que cada vez que los discípulos de Jesús oraban, el Espíritu de Dios descendía con poder y muchas vidas eran transformadas. De la misma manera, necesitamos orar de manera que el Espíritu de Dios se mueva trayendo grandes cambios.


El lugar donde obtenemos el favor de Dios


Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo; como con un escudo lo rodearás de Tu favor. (Salmos 5:12)

El favor viene como resultado de nuestra comunión y relación cercana con nuestro Padre celestial. El favor de Dios en nuestras vidas es visto en la manifestación de Su poder que nos permite tener acceso a cosas que, de otro modo, no tendríamos. El favor de Dios nos trae bendiciones, protección, provisión y mucho más.


Entre al lugar secreto


En el lugar secreto, desarrollamos una relación cercana y eterna con el Señor que nos hace portadores continuos de Su presencia sobrenatural. ¡Entremos a ese lugar secreto! Le aseguro que cuando lo hagamos, estaremos listos para ser el remanente fiel de Dios, la novia de Cristo que ministra en Su nombre al mundo y espera Su segunda venida. Abracemos la vida de Dios y hagámonos uno con el Padre, con Su Hijo Jesucristo y con el Espíritu Santo. Aparte de eso, ¡nada más importa!


Pensamiento: El poder y la autoridad espiritual se obtienen por la sumisión al Señorío de Cristo.

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Acerca de este Plan

Oración de rompimiento

La oración es un lugar. Un lugar secreto en el Espíritu. Un lugar de encuentros divinos con nuestro Padre celestial donde le expresamos nuestro amor, donde invitamos Su presencia, donde recibimos Su revelación y guía. Do...

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Nos gustaría agradecer a por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.espanolwh.com/book-authors/guillermo-maldonado/

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