Medita, escudriña y deléitate en JesúsMuestra

Meditación sobre el poder del nombre de Jesús

¿Te ha pasado que estás buscando las llaves del auto por toda la casa para descubrir, tan solo unos minutos más tarde, que las tenías en tu propia mano? ¡Qué rabia! ¡Qué pérdida de tiempo! Lo peor es que generalmente esto nos ocurre cuanto estamos apurados o estresados. Y, como si fuera poco, ¡se suma la presión del despiste!

Tenemos en nuestras manos la solución al problema y no nos damos cuenta. Nuestra mente, llena de un sinfín de tareas por resolver, se ve abrumada y no nos permite resolver lo que está allí, al alcance de nuestra mano.

Ahora bien, en el plano espiritual, nos pasa lo mismo. A pesar de que tenemos conocimiento respecto al poder y a la autoridad de nuestro amado Dios, muchas veces nos encontramos abrumados por situaciones en las cuales, con una simple oración de fe, tendríamos la respuesta que tanto esperamos. La respuesta se encuentra allí, en nuestras manos, más específicamente en nuestros labios.

Escudriña

El apóstol Juan nos relata que Jesús, en la última noche que pasó con Sus discípulos, les enseñó una verdad espiritual cargada de poder. El poder de orar en Su nombre, en el Nombre de Jesús. Esa noche, Jesús afirmó a Sus amados amigos que todo lo que pidieran al Padre en Su Nombre, Él mismo se encargaría de responderlo para que el Padre fuera glorificado en el Hijo. ¡Qué maravillosa promesa!

Jesús se deleita en dar gloria al Padre, ¿cómo lo hace? Respondiendo a nuestras oraciones. Es en Su bendito, santo y maravilloso Nombre que reside el poder. Tenemos el enorme privilegio de poder acercarnos sin temor alguno al trono de misericordia y clamar al Padre con la absoluta y completa seguridad de que nuestra oración, no solo será escuchada, sino que, además tenemos la respuesta asegurada.

Medita

¿Hay acaso algo imposible para Dios? ¿Hay oraciones que has estado elevando al cielo y que todavía no han sido respondidas? ¿Es Jesús fiel a su Palabra?

Deléitate

Jesús nos presenta un desafío irresistible. Nos invita a entrar en la presencia de Dios con alabanza. Nos llama a clamar delante del trono en el bendito Nombre de Jesús. A reclamar la promesa y esperar con paciencia. A su tiempo, Jesús glorificará al Padre a través de la respuesta. Lo que él ha prometido, así lo hará. Tan solo confía y verás la gloria de Dios.