[Serie 1 Juan] ¡Estuve allí!Muestra

Ora, interésate, comparte

Los seres humanos deseamos compartir, hablar con la gente, ser conocidos y conocer a los demás. No queremos una vida aislada sin nada que compartir. Queremos que alguien nos llame y comparta sus buenas y sus malas noticias con nosotros.

Si tienes una experiencia real con Jesús, la reacción más natural es querer hablar con otros sobre la persona que amas. Las generaciones mayores compartieron a Cristo más libremente. Nos hemos vuelto más silenciosos porque la cultura de hoy se ha vuelto más agresiva. Tanto, que cuando hablamos con nuestros amigos, combinamos a Jesús con otras filosofías o religiones porque tememos lo que la gente pensará o sentimos que podemos perder nuestro estatus social.

Todavía es bíblico compartir tu fe y contar a alguien acerca de Jesús: «Lo vi y lo escuché. Jesús caminó en esta tierra, murió, y resucitó. Él es el camino, la verdad y la vida». El mundo está sufriendo como nunca. La gente está tan estresada, agobiada y asustada, y nosotros tenemos a Jesucristo, el Príncipe de paz. Podemos compartirlo con alguien.

Una experiencia real, no se puede mantener en secreto. Tú sabes que Jesús es real, así que deseas compartirlo con tus amigos de manera amorosa y amable, sin ser odioso. ¿Cómo podemos hacer una diferencia en la vida de alguien?

Ora. Es lo primero que puedes hacer por alguien. Puede ser por una persona con la que trabajas, alguien con quien vives en el mismo vecindario, un amigo o un familiar. Comienza a orar por esa persona, «Dios, estoy orando por mi amigo y te estoy pidiendo que me uses. ¿Harías algo en su vida y le hablarías? Él necesita una relación real contigo».

Interésate. ¿Qué puedes hacer para interesarte por ellos? ¿Cómo puedes alentarlos? Tráeles galletas. Escríbeles una nota. Tráeles unos globos. Acompáñalos en el hospital. De esta manera ganas el derecho a ser escuchado.

Comparte. Cuéntales las maravillosas noticias sobre Jesucristo.

¿Qué nombre tienes en mente? Dios te ha colocado en ese vecindario, en ese trabajo, en ese equipo de pelota, en esa banda, por un propósito: para ser capaz de alcanzar y amar a la gente. Ellos necesitan gente que haya tenido un encuentro real con Jesús que los ame bien y comparta con ellos al Príncipe de paz.