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Libres de AnsiedadMuestra

Anxious For Nothing

DÍA 2 DE 7

¿Qué tal si la ansiedad pudiera acercarte a Jesús? Jordan pasó un año entero orando para que la ansiedad se fuera de él hasta que descubrió algo más profundo—una relación más fuerte con Jesús. Tal vez te identifiques con su historia: 



"Creo que voy a morir."



Eso es exactamente lo que me dije a mí mismo el año pasado luego de muchas noches sin dormir. Trataba de dormir, pero me despertaba aterrorizado sin ninguna razón. Mi pecho estaba apretado. Sentía como si me ahogara y a veces no podía respirar. El ciclo se repetía y finalmente me resigné a dormir en el sofá para dejar de despertar a mi esposa. 



Un día, fui al doctor y le expliqué mis síntomas—el dolor en el pecho, los problemas para dormir y los ataques de pánico. Después de un par de exámenes y algunas visitas, él me diagnosticó con ansiedad. ¿Puedo ser honesto? Me hizo sentir como un cristiano fracasado. ¿No había orado contra esto de la manera correcta? No se supone que deba batallar con esto, pensé dentro de mí, se supone que debo tener paz y no preocuparme—¡Eso es lo que Jesús mandó!



Después de seguir las instrucciones del doctor y empezar a tomar una pequeña dosis de medicamento, continué orando para que la ansiedad se fuera. No quería lidiar con eso nunca más.



En 2 Corintios 12, Pablo describe su "aguijón en la carne". Aunque no sabemos con seguridad lo que era ese "aguijón", la ansiedad ciertamente se siente como uno de estos para muchas personas, incluyéndome. Pablo dijo que rogó al Señor tres veces que lo quitara de él, y en su lugar, Jesús le dijo:"Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad." (énfasis añadido)



La gracia de Jesús es suficiente, no importan las circunstancias. Cuando comencé a orar por sanidad, empecé a acercarme a Jesús. Como Pablo, Dios no me estaba quitando mi "aguijón". De todas formas, me encontré a mí mismo más apasionado por leer Su Palabra, y había orado más que antes.



Pensé que lo que necesitaba era ser sanado de mi ansiedad. Pero en realidad, necesitaba más de Jesús. Ahora, no estoy diciendo que si hubiera estado más cerca de Jesús nunca hubiera tenido ansiedad. Tampoco voy a dejar de orar para que la ansiedad se vaya. Sigo orando para ser libre de este aguijón tal como Pablo lo hizo. 



Pero me está sucediendo algo aun mejor que ser curado de la ansiedad: estoy desarrollando un entendimiento más profundo de Dios y una relación con Él mucho más rica. 



En lugar de solo orar por paz, me encontré a mí mismo acercándome al Príncipe de Paz. Cuando comencé a preocuparme por mi futuro, recordé que Él es el Alfa y la Omega—el principio y el fin, el primero y el último.



Oré para que mi ansiedad se fuera, pero encontré algo mucho mejor: la inmensa y amorosa presencia de Jesús en mi vida—aun en medio de la ansiedad.



-Jordan


Día 1Día 3

Acerca de este Plan

Anxious For Nothing

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