[Serie ¡Qué dicha!] Compasivos y sin juzgar a nadieMuestra

Misericordia

En la historia de Jesús sobre el hijo que se va de la casa, el padre refleja la imagen de Dios Padre. El padre es compasivo y misericordioso cuando nosotros nos alejamos de él, y es precisamente eso lo que estamos llamados a imitar, la compasión de nuestro Padre. Debemos saber que la compasión del Padre está presente en nuestras vidas de manera permanente.

Eso es lo que encontramos en la quinta bienaventuranza. Los compasivos son afortunados —dice Jesús— porque recibirán compasión de Dios. 

¿Qué quiere decir ser compasivo? Normalmente, pensamos en misericordia y amabilidad, pero, además, tiene que ver con el perdón. Compasión es darle amor a alguien, aun cuando no lo merezca. Ese es el tipo de amor que Dios tiene por nosotros. Un amor completo, un amor en todo momento y situación. Ese amor que no pone condiciones, sino que a pesar de cualquier cosa sigue presente.

En la Biblia encontramos la compasión de Dios una y otra vez. Aunque el pueblo no es fiel, Dios nunca se rinde con ellos. Al contrario, nos demuestra su amor profundo al darnos a su Hijo. Como dice el Nuevo Testamento, Dios mostró su amor a cada uno de nosotros, en que, a pesar que éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.

La compasión está también presente en la historia del hijo que se va de la casa. Él había herido los sentimientos de su padre, pero al regresar, aun antes de poder pedir disculpas, su padre ya lo estaba abrazando dándole la bienvenida. Eso es compasión. Su hermano no tenía un corazón compasivo. Él llevaba una cuenta de todas las cosas que el joven hermano había hecho y sintió descontento cuando el padre lo perdonó. La dureza en su corazón impidió que disfrutara de la reunión familiar. La falta de compasión está presente en nuestras vidas cuando tenemos actitudes no adecuadas con los demás. Podemos justificarlas, como lo hizo el hermano que se quedó con el padre en casa, y humanamente talvez tenga razón, pero Jesús enseñó un principio diferente.

Dios quiere que seamos compasivos con los demás. Que no llevemos una lista de los errores que han cometido, sino que les demos la bienvenida como Dios se las da, aunque nos hayan herido. Perdonar tantas veces como sea necesario, en realidad nos beneficia. Cuando abrimos nuestros corazones a la compasión, podemos disfrutar verdaderamente la compasión que Dios nos tiene. Y entonces seremos realmente dichosos.

Para reflexionar

¿Con qué personaje me identifico más? ¿Qué personaje es más compasivo? ¿Cómo debieron haber actuado los dos hermanos? ¿Nos hemos comportado así con Dios? ¿Le hemos pedido perdón?

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