Se trata de tiMuestra

El cielo y la tierra

El cielo y la tierra alabarán

Al que está sentado en majestad

Toda la gloria es para ti

Santo eres, Dios…

¡Hoy te invito a celebrar a nuestro Dios! Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría. Celebremos a Dios por su creación. Por su creatividad, por la hermosura de sus diseños, por el amor y dedicación en todos los detalles, formas, colores y tamaños. Celebremos a Dios por la perfección de su creación. Vemos su gloria en su creación. La creación lo alaba. Nosotros, sus hijos también. Nuestra alabanza, toda la gloria para ti, mi Dios, porque se trata de ti. 

Celebremos a Dios por Cristo. Dios lo exaltó. Ante su nombre toda rodilla debe doblarse. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. Todos confesamos de Jesucristo es el Señor. No paremos de celebrar. Cristo está sentado a la diestra del Padre, en gobierno y autoridad. Cristo reina, confiésalo, manifiéstalo, vívelo. Las circunstancias no pueden parar esta celebración, las circunstancias no determinan si adoramos, si celebramos. Pues nosotros gobernamos las circunstancias y a pesar de ellas, la celebración sigue; la celebración permanece cada día de nuestras vidas. 

Celebremos a Dios por su propósito eterno. Conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor. Porque nada ha salido de su gobierno. Porque nuestra vida no se limita a cubrir nuestras necesidades y sobrevivir; esta vida no se trata de pagar cuentas y centrarnos en nosotros. Dios le dio propósito a nuestras vidas. No cualquier propósito. Es su propósito eterno en Cristo. Hoy celebramos a Dios quien nos dio trascendencia en Él, quien nos dio propósito en Él, quien nos dio eternidad en Él. Celebramos a Dios quien es amor, y nos reconcilió consigo mismo. Celebramos conforme a su propósito eterno, porque se trata de Él.