La realidad es un gusto adquirido Muestra

Ayudar a otros

Cuando el dolor profundo nos encuentra, con frecuencia nos sentimos muy solos. El dolor es tan profundo que nos aísla. Especialmente en esta cultura de las redes sociales, donde lo mejor es siempre ir hacia adelante (o al menos la ilusión de avanzar). Individual y colectivamente, evitamos el dolor. Y su experiencia, junto con las heridas obvias, puede hacernos sentir como si estuviéramos fracasando, luchando únicamente para hacer frente a la profunda tristeza de la tragedia.

Una de las cosas impactantes sobre el aborto espontáneo que tuvo mi esposa, fue que nos abrió los ojos en cuanto a la cantidad de mujeres que están luchando contra eso y cuán frecuentes son los problemas de infertilidad. La mayoría de las personas no están enarbolando banderas por la pérdida prenatal. Es uno de esos daños relativamente ocultos. Cuando tuvimos nuestra experiencia, fue como entrar en una hermandad triste, una fraternidad trágica de tristeza y dolor.

Nos dolían los corazones por aquellos que estaban experimentando la misma tragedia que nosotros. Y sucedió algo asombroso: las personas que habían pasado por esto, nos sirvieron (con consejos útiles, empatía y la sensación general de que no éramos "los únicos"). Entonces sucedió algo realmente asombroso, después de nuestra terrible experiencia, empezamos a encontrarnos con más personas que luchaban con la misma situación y tuvimos la oportunidad de hablarles sobre lo que estaban pasando.

El apóstol Pablo dice: Lleven la carga del otro, y así cumplan la ley de Cristo. Hay algo de consuelo en alguien que empatiza con tu dolor. Nuestras luchas son una oportunidad. No solo para que obtengamos una verdadera perspectiva, crezcamos, aprendamos y perseveremos; nuestras pruebas también nos califican para amar y servir a los demás. Nos invitan a oportunidades únicas para cuidar de un mundo herido.