Devocional diario de Rick WarrenMuestra

La fuerza de voluntad solo produce cambios a corto plazo

Para cambiar tu vida, debes cambiar tu forma de pensar. Detrás de todo lo que haces hay un pensamiento. Cada comportamiento está motivado por una creencia, y cada acción es impulsada por una actitud.

Dios reveló esto miles de años antes de que los psicólogos lo entendieran: "Ten cuidado con lo que piensas; tu vida está moldeada por tus pensamientos". (Proverbios 4:23)

Imagina viajar en bote rápido en un lago con un piloto automático configurado para ir hacia el este. Si decides invertir el rumbo y dirigirte hacia el oeste, tienes dos posibilidades de cambiar la dirección del barco.

Una forma es agarrar el volante y forzarlo físicamente a dirigirse en la dirección opuesta a donde está programado el piloto automático. Por pura fuerza de voluntad, podrías invalidar el piloto automático, pero sentirías una resistencia constante. Tus brazos eventualmente se cansarían del estrés, soltarías el volante y el bote se dirigiría instantáneamente hacia el este, de la manera en que estaba programado internamente.

Esto es lo que sucede cuando tratas de cambiar tu vida con fuerza de voluntad; dices: "Me obligaré a comer menos ... dejar de fumar... dejar de ser desorganizado y llegar tarde".

Y, sí, la fuerza de voluntad puede producir un cambio a corto plazo, pero crea un estrés interno constante porque no has lidiado con la raíz del problema. El cambio no se siente natural. Eventualmente te das por vencido y sales de la dieta.

Hay una manera mejor y más fácil: Cambia tu piloto automático; en otras palabras, la forma en que piensas. "No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta" (Romanos 12:2 NVI).