Dios de PactosMuestra

Santificación

La santificación es sencillamente el proceso de llegar a ser más como Dios. Los creyentes se parecen más a él en santidad por gratitud a Dios, por lo que ha hecho en sus vidas. La palabra griega «santificar» significa «apartar» para los planes especiales de Dios. Pablo instó a los nuevos creyentes de Tesalónica a vivir este tipo de vida, subrayando que era la voluntad de Dios que anduvieran con Jesús, agradando así a Dios con sus vidas (1 Tesalonicenses 4.1, 3). Expresó que la vida santa es muy práctica y que rechazar la instrucción de Dios trae consecuencias (v. 8). Dios ha llamado a su pueblo a tomar decisiones diarias a través de un lente diferente: el lente de la verdad del evangelio.

Cuando alguien pone su fe en Cristo, ha sido santificado, o «hecho santo» por el sacrificio de Jesucristo de una vez por todas (Hebreos 10.10). El pecado es completamente borrado, la muerte es derrotada y la vida eterna está al alcance de la mano. ¡Estas son las buenas noticias! Al mismo tiempo, el creyente entra en un proceso de por vida de ser purificado y llegar a ser más como Dios a través del poder del Espíritu Santo (1 Tesalonicenses 4.8). Pablo hace eco de esta realidad, declarando que Dios santificaría a los Tesalonicenses «por completo» y los mantendría «irreprochable(s) para la venida de nuestro Señor Jesucristo» (1 Tesalonicenses 5.23).

Los seguidores de Jesús hoy pueden aferrarse a esa promesa, porque «El que los llama es fiel, y así lo hará» (1 Tesalonicenses 5.24).

Jesús, gracias por el trabajo que haces en mi corazón y en mi vida. Por favor continúa santificándome hasta el día en que me una a ti en el paraíso. Amén.