Efectividad en la administración del reinoMuestra

Tercer principio de dar

Ayer vimos dos principios de dar: dar voluntariamente y gozosamente. Hoy estudiaremos como dar según hemos prosperado y después estudiaremos un principio más. 

La Escritura dice: cada uno según haya sido prosperado. ¿Cuál es la posición que se establece para dar? Cada uno según haya sido prosperado, ponga aparte cada primer día de la semana para la obra, dijo Pablo. En esto hay tres aspectos:

I. Que tiene que ser individualmente. Como dice el texto: cada uno; no aquellos que ganen más. La expresión de generosidad es la naturaleza de los hijos. Al ser hijo de Dios, Él hará que la prosperidad se establezca en ti, según seas prosperado. Dar individualmente y proporcionalmente según sea prosperado.

II. Se debe dar sistemáticamente, quiere decir cada primer día de la semana, es una disciplina, porque administramos este recurso, no se hace cuando recibimos un bono, se realiza de una forma metódica, puesto que es la expresión de una naturaleza.

III. ¿Desde qué posición se hace? Desde la prosperidad. Prosperidad no viene por un golpe de suerte, es un asunto de emprendimiento. Emprendemos y Dios hace prosperar. El emprendimiento trae productividad, Dios hace que sea productivo aquello que emprendo. La productividad trae prosperidad, ¿para qué? Comprarme un mejor auto, no, es para abundar en toda buena obra. Aquel que participa de la buena obra de Dios, Él lo verá como un prosperado. Eres próspero, no porque te sobre dinero, sino por la generosidad. 

3. Dar generosamente. Dar generosamente, abundaron en gozo y riquezas de generosidad. No es generoso porque se tenga riquezas, es rico por su generosidad. Ellos dieron con gozo.

Nuestra actitud al dar es más importante que aquello que damos. Dios no se impresionó por los ricos que daban mucho. La actitud generosa, sacrificial y de honra de una viuda que solo dio dos monedas, fue lo que impresionó al Señor, porque Él valora más mi actitud, que la cantidad. 

Siempre antes de dar el sobre, no revise la cantidad, sino el corazón. Si hay actitud, disposición y determinación para que sea un asunto de contentamiento y honra al Señor, podemos dar con gracia. 

Lo importante es no medir la condición económica, sino la del corazón, por eso Pablo valora el sacrificio. Dice Pablo: han dado conforme a sus fuerzas y aún mucho más. La fuerza económica de los macedonios era mínima, pero la de su generosidad era mucha. A pesar de sus condiciones lamentables en la economía, ellos no dependían de esta gracia basados en lo limitado de sus recursos, sino de la abundancia de su generosidad.