Suficiente: Silenciando las mentiras que roban tu confianzaMuestra

Rechazando las mentiras

Muchas de las mentiras que retumban en nuestra mente han estado ahí durante mucho tiempo. Puede que ni siquiera sepamos cuándo o cómo empezaron. Estos pensamientos dominantes y persistentes pueden convertirse en lo que se le llaman “fortalezas”. La palabra griega para fortaleza es eco, que significa, “mantenerse firme.” Se parece a nuestra palabra en español, eco, y tiene una connotación similar: resonar una y otra vez en la mente de alguien. 

Una derivación de la misma palabra, echuroma, significa: “una fortaleza, fortificación, baluarte”. Un baluarte es un patrón de pensamiento que forma una fortaleza alrededor de la mente, manteniéndola prisionera de un pensamiento erróneo. Se forma ladrilo a ladrillo con el pensamiento defectuoso repetitivo o de ua sola vez por un único evento traumático, como una violación, un abuso o un maltrato. 

Estos patrones de pensamiento tienen el potencial de apoderarse de una mente y gobernar una vida. Muchas fortalezas son construidas por protección, pero inevitablemente se convierten en prisiones. 

En el Antiguo Testamento, una fortaleza era una vivienda fortificada usada para protegerse de un enemigo (1 Samuel 22:4; 23:14). En el Nuevo Testamento Pablo usa la imagen de una fortaleza del Antiguo Testamento para describir una estructura que mantiene al enemigo dentro en lugar de una estructura que mantiene al enemigo afuera. Un hábito impío o una forma habitual de pensar puede convertise en una morada para el enemigo. 

Cuando nosotros nos referimos a fortalezas, no estamos hablando sobre pensamientos aleatorios o pecados ocasionales. Una fortaleza es un patrón de pensamiento o un pecado habitual. Es una fortaleza construida con los ladrillos de los pensamientos y mantenida por la mezcla de las emociones. Las fortalezas se convierten en nuestra percepción de la realidad.

Una fortaleza puede ser un pensamiento como:

No soy bueno.

Nadie me ama.

No puedo hacer nada bien.

El enemigo te encierra con la esperanza de que nunca alcances la llave que está a tu alcance—solo a una creencia de distancia. Pero la Biblia dice: “Tenemos poder divino para destruir fortalezas". La palabra destruir implica una forma de destrucción que requiere un tremendo poder— poder divino. No podemos destruir fortalezas con nuestra propia fuerza, inlcuso en nuestros mejores días. El Espíritu Santo puede destruir fortalezas con Su poder incluso en nuestros peores días. Comienza con reconocer la mentira, y luego declarando: “Eso no es verdad".