Antiguo y NuevoMuestra

Ahora ustedes son adultos Si usted lee los cuatro primeros libros de la Biblia que describen la vida temprana de Israel (Éxodo a Deuteronomio), terminará con varias impresiones profundas. En primer lugar, el Dios de Israel se preocupaba con pasión por sostener una relación de fe con esas personas y no se detenía ante nada para cuidar de ellas. Segundo, había en el pueblo una tendencia a la rebelión que se encendía constantemente. Tercero, para ayudar a mantenerlos unidos, apartados de las influencias corruptoras que los rodeaban, y para mantenerlos centrados en él, Dios estableció un conjunto detallado de leyes para regular su vida personal, social y religiosa. Esa no era una democracia; el pueblo no decidía cuáles eran sus leyes. Las leyes fueron simplemente impuestas desde lo alto e hicieron la obra básica. Cuando Cristo vino a la tierra, se encontró con gente que seguía siendo fiel a Dios y estaba lista para su venida. “De manera que la Ley ha sido nuestro guía para llevarnos a Cristo, a fin de que fuéramos justificados por la fe. Pero ahora que ha venido la fe, ya no estamos bajo un guía” (Gálatas 3:24,25). Por medio de Cristo, Dios cambió el estilo de la relación de su pacto con la gente, pasó de la ley a la libertad en la fe. Sus mandamientos morales básicos son atemporales, por supuesto, pero las leyes que rigen los detalles de la vida civil y religiosa ya no son necesarias. Ahora Dios lo trata a usted como a un adulto. Actúe como adulto.Ahora ustedes son adultos Si usted lee los cuatro primeros libros de la Biblia que describen la vida temprana de Israel (Éxodo a Deuteronomio), terminará con varias impresiones profundas. En primer lugar, el Dios de Israel se preocupaba con pasión por sostener una relación de fe con esas personas y no se detenía ante nada para cuidar de ellas. Segundo, había en el pueblo una tendencia a la rebelión que se encendía constantemente. Tercero, para ayudar a mantenerlos unidos, apartados de las influencias corruptoras que los rodeaban, y para mantenerlos centrados en él, Dios estableció un conjunto detallado de leyes para regular su vida personal, social y religiosa. Esa no era una democracia; el pueblo no decidía cuáles eran sus leyes. Las leyes fueron simplemente impuestas desde lo alto e hicieron la obra básica. Cuando Cristo vino a la tierra, se encontró con gente que seguía siendo fiel a Dios y estaba lista para su venida. “De manera que la Ley ha sido nuestro guía para llevarnos a Cristo, a fin de que fuéramos justificados por la fe. Pero ahora que ha venido la fe, ya no estamos bajo un guía” (Gálatas 3:24,25). Por medio de Cristo, Dios cambió el estilo de la relación de su pacto con la gente, pasó de la ley a la libertad en la fe. Sus mandamientos morales básicos son atemporales, por supuesto, pero las leyes que rigen los detalles de la vida civil y religiosa ya no son necesarias. Ahora Dios lo trata a usted como a un adulto. Actúe como adulto.