»Por lo tanto, el reino del cielo se puede comparar a un rey que decidió poner al día las cuentas con los siervos que le habían pedido prestado dinero. En el proceso, le trajeron a uno de sus deudores que le debía millones de monedas de plata. No podía pagar, así que su amo ordenó que lo vendieran —junto con su esposa, sus hijos y todo lo que poseía— para pagar la deuda. »El hombre cayó de rodillas ante su amo y le suplicó: “Por favor, tenme paciencia y te lo pagaré todo”. Entonces el amo sintió mucha lástima por él, y lo liberó y le perdonó la deuda. »Pero cuando el hombre salió de la presencia del rey, fue a buscar a un compañero, también siervo, que le debía unos pocos miles de monedas de plata. Lo tomó del cuello y le exigió que le pagara de inmediato. »El compañero cayó de rodillas ante él y le rogó que le diera un poco más de tiempo. “Ten paciencia conmigo, y yo te pagaré”, le suplicó. Pero el acreedor no estaba dispuesto a esperar. Hizo arrestar al hombre y lo puso en prisión hasta que pagara toda la deuda. »Cuando algunos de los otros siervos vieron eso, se disgustaron mucho. Fueron ante el rey y le contaron todo lo que había sucedido. Entonces el rey llamó al hombre al que había perdonado y le dijo: “¡Siervo malvado! Te perdoné esa tremenda deuda porque me lo rogaste. ¿No deberías haber tenido compasión de tu compañero así como yo tuve compasión de ti?”. Entonces el rey, enojado, envió al hombre a la prisión para que lo torturaran hasta que pagara toda la deuda. »Eso es lo que les hará mi Padre celestial a ustedes si se niegan a perdonar de corazón a sus hermanos.
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David fue un rey que vivió conforme al corazón de Dios. Sin embargo, no era perfecto y cometió errores y pecados. Su secreto era un corazón genuino y arrepentido. Esta serie de 3 lecturas nos ayudará a ver que, al igual que David, nosotros somos imperfectos, pero ese no es el final de nuestra historia, sino la oportunidad de aprender y convertirnos en los hombres y mujeres que Dios quiere.
Vamos a ver otro regalo dentro de la gracia mirando lo que Jesús dice sobre el amor y el odio. Jesús dice: ama a tu prójimo, pero también ama a tus enemigos. ¿Cómo es amar a tu enemigo? Se parece mucho al perdón. Este plan te guiará a través de lo que Jesús dice sobre el perdón y, como hijos de Dios, cómo podemos elegir amar y perdonar a quienes nos han herido.
Perdonar es un acto de amor, gracia y misericordia, todos en algún momento de nuestra vida necesitamos perdonar y pedir perdón, pues todos fallamos. Dios mismo nos muestra su perdón día a día y sin duda este es el mayor acto de amor a la humanidad, aprendamos a perdonar como Dios nos perdona.
Una de las buenas noticias del Evangelio es que nuestra vida puede cambiar, no importa cómo haya empezado. Tu identidad no está definida por tu pasado. Jesús viene a rescatarte, para que tú puedas seguir adelante, continuar atravesando valles tenebrosos y salir de ellos.
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