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Domar Mi Lengua

Las palabras son poderosas. Al pensar en el tema de hoy: domar mi lengua, recordamos nuestra humanidad. Todos estamos destituídos de la gloria de Dios y tenemos áreas en nuestras vidas y lenguaje que necesitan ser refinados. Nuestras palabras tienen el poder de dictar muchas cosas. ¡Dios habló para que el mundo existiera! Las palabras pueden representar quiénes somos a través de nuestras conversaciones y cambiar la atmósfera. Proverbios 18:21 enseña que cuando las palabras no están sujetas a Dios pueden engendrar muerte. El capítulo 3 de Santiago, enseña que nos movemos en la dirección en que hablamos. También muestra que ningún hombre puede domar la lengua. Cuando aceptamos a Jesús, el Espíritu Santo vive en nosotros y somos santificados. Todos necesitamos el poder sobrenatural del Espíritu Santo para progresar en nuestros corazones para que nuestras palabras reflejen el amor de Dios. El amor, la bondad y el dominio propio son frutos del Espíritu que nos capacitan para caminar en sabiduría y discernimiento. A medida que continúas orando y ayunando sobre el tema de hoy, pregúntate: "¿Mis palabras edifican y traen gloria a Dios?" Imagina el impacto que puedes tener al representar a Dios para la transformación en Cristo al permitir que el Espíritu Santo dicte tus palabras.

Aplicación/ Reflexión:

• ¿Qué te está diciendo Dios acerca de domar tu lengua?
• ¿Cómo es invitar al Espíritu Santo a tu lenguaje?
• ¿Cómo puedes representar a Dios a los que te rodean a través de tu discurso?

Oración:

Señor, hoy te entrego mi corazón, mente y boca. Me arrepiento de la forma en que hablé en algunos momentos. Pido y recibo Tu perdón y gracia para alejarme de mi pecado. Ruego que aumentes mi conciencia del poder de mis palabras. Ruego por sabiduría para administrar mi discurso de una manera que sea agradable para Ti. Espíritu Santo, te necesito. Oro para poder hablar de vida y aliento hoy. Declararé palabras de amor y bondad para animarme y edificarme a mí mismo y a los que me rodean. Te amo. En el nombre de Jesús, oro, amén.