Esperar en DiosMuestra

¿Hasta cuándo, Señor?

A nadie le gustan los retrasos. Y nada disminuye el dolor que sentimos a medida que pasan los días y seguimos luchando con nuestras esperanzas y miedos. Ya sean las horas que desbaratan nuestros planes, los días y semanas que causan incertidumbre, o los años que pasamos preguntándonos si Dios alguna vez cumplirá sus promesas, es humano sentirse frustrado, ansioso y como si nuestras esperanzas estuvieran muriendo por dentro. nosotros.

¿Por qué? Porque carecemos de control sobre nuestras circunstancias. Alguien más parece estar impidiendo nuestro progreso, decidiendo cómo se gastarán los escasos momentos que nos han dado en esta vida y evitando que disfrutemos de lo único que creemos que realmente nos hará felices.

Al igual que David, clamamos: “¿Hasta cuándo, oh Señor? ¿Me olvidaras para siempre?" (Sal.13:1).

No sé qué esperas, pero sé que te has suscrito a este plan de lectura por algún motivo. También sé de primera mano que esperar en Dios es una de las lecciones más difíciles de aprender. Me imagino que, como David, hay mucho dolor en tu corazón mientras esperas. Quizás tengas miedo de que el Señor te haya olvidado. Tal vez no puedas evitar preguntarte: ¿Por qué no yo? ¿Qué me hace tan indigno? Amigo, aunque sé que duele más de lo que las palabras pueden expresar, ten la seguridad que siempre hay esperanza con nuestro Padre celestial. A medida que pasa por su temporada de espera, siempre debe recordar que...

• El Señor no te está descuidando ni se ha olvidado de ti. Él está obrando en lo oculto a tu favor (Isaías 64:4), en cada momento. Tu responsabilidad es poner tu corazón en Él y confiar en que tu vida está segura en Sus manos amorosas y todopoderosas.
• No estás simplemente esperando, sin hacer nada. A medida que anticipas la instrucción y la intervención del Padre, continúa sirviéndole mientras llevas a cabo tus asuntos diarios. Continúe buscándolo, obedeciéndolo y teniendo una comunión íntima con Él, incluso cuando las circunstancias no parezcan estar a su favor.
• No está perdiendo oportunidades valiosas. Puede parecer que lo es. Pero si Dios dice “No” o “Espere” acerca de alguna posibilidad ante usted, confíe en Él. No intentes hacer que suceda. Más bien, cuente con Su sabiduría intachable para protegerlo de decisiones que finalmente lo dañarían.
• No estás solo. Todos los que conoces se enfrentan a un retraso en un área u otra. Sí, puedes mirar a tu alrededor y ver personas disfrutando de las bendiciones que deseas. Puede pensar que es el único que lucha con su problema particular, el único que el Padre no ha provisto. Pero date cuenta de que esos pensamientos de humillación y derrota provienen de tu enemigo, quien siempre está tratando de aislarte y destruirte (1 Pedro 5:8-9).

En cada nación, hay personas como tú, esperando bendiciones similares y experimentando los mismos sentimientos. De hecho, a lo largo de las Escrituras, no hay un hombre o una mujer a quien Dios haya usado de una manera poderosa que no haya enfrentado primero un tiempo de espera largo y difícil. Así que no te desesperes... tómalo como el favor y la guía especial del Padre en tu vida.