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ZACARÍAS 12:1-14

ZACARÍAS 12:1-14 Reina Valera 2020 (RV2020)

Profecía. Palabra del Señor acerca de Israel. El Señor, que extiende los cielos, funda la tierra y forma el espíritu del hombre dentro de él, ha dicho: —Yo pongo a Jerusalén como una copa que hará temblar a todos los pueblos de alrededor; también contra Judá, cuando se ponga sitio a Jerusalén. En aquel día yo pondré a Jerusalén como una piedra pesada para todos los pueblos; todos los que intenten cargarla serán despedazados. Y todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella. En aquel día, dice el Señor, heriré con pánico a todo caballo, y con locura al jinete; pero pondré mis ojos sobre la casa de Judá, y a todo caballo de los pueblos heriré con ceguera. Entonces dirán los capitanes de Judá en su corazón: «La fuerza de los habitantes de Jerusalén está en el Señor de los ejércitos, su Dios». En aquel día pondré a los capitanes de Judá como brasero de fuego entre la leña y como antorcha que arde entre gavillas; consumirán a diestra y siniestra a todos los pueblos alrededor, mientras los habitantes de Jerusalén otra vez vivirán en su propia ciudad. El Señor librará las tiendas de Judá primero, para que la gloria de la casa de David y del habitante de Jerusalén no se engrandezca sobre Judá. En aquel día el Señor defenderá al habitante de Jerusalén; el que entre ellos sea débil, en aquel tiempo será como David, y la casa de David será como Dios, como el ángel del Señor que va delante de ellos. En aquel día yo procuraré destruir a todas las naciones que vengan contra Jerusalén. Pero sobre la casa de David y los habitantes de Jerusalén derramaré un espíritu de gracia y de oración. Mirarán hacia mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por el hijo unigénito, y se afligirán por él como quien se aflige por el primogénito. En aquel día habrá gran llanto en Jerusalén, como el llanto de Hadad-rimón en el valle de Meguido. Esta tierra se lamentará, familia por familia; la familia de la casa de David por su lado, y sus mujeres aparte; la familia de la casa de Natán por su lado, y sus mujeres aparte; la familia de la casa de Leví por su lado, y sus mujeres aparte; la familia de Simei por su lado, y sus mujeres aparte; y así todas las otras familias, cada una por su lado, y sus mujeres aparte.

ZACARÍAS 12:1-14 La Palabra (versión española) (BLP)

Profecía: Esta es la palabra —oráculo del Señor— que dirige a Israel el Señor que desplegó los cielos, cimentó la tierra y creó el espíritu humano: —Voy a convertir a Jerusalén en copa embriagadora para todas las naciones de su entorno; y lo mismo sucederá con todo Judá cuando Jerusalén sea sitiada. Aquel día convertiré a Jerusalén en una piedra que ninguna nación podrá levantar; cualquiera que intente levantarla quedará destrozado. Todas las naciones de la tierra se aliarán contra ella. Aquel día —oráculo del Señor— haré que se desboquen los caballos y se vuelvan locos sus jinetes. Mantendré abiertos los ojos sobre los habitantes de Judá, pero a los caballos de las naciones los dejaré ciegos Pensarán entonces los clanes de Judá: «En el Señor, Dios del universo, está la fuerza de los habitantes de Jerusalén». Aquel día convertiré a los clanes de Judá en montón ardiente de leña, en tea encendida entre gavillas de mies; a derecha e izquierda devorarán a todas las naciones de su entorno, mientras Jerusalén volverá a ser habitada donde siempre. Pero el Señor salvará en primer lugar a las gentes de Judá para que ni la descendencia de David ni los moradores de Jerusalén se envalentonen a costa de Judá. Aquel día protegerá el Señor a los habitantes de Jerusalén: el más débil entre ellos se sentirá fuerte como David, y la dinastía de David será para ellos como Dios, como un ángel del Señor al frente de ellos. Aquel día exterminaré a todas las naciones que intenten atacar a Jerusalén; derramaré, en cambio, sobre la dinastía de David y los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de oración. Dirigirán sus miradas hacia mí, a quien traspasaron, harán duelo como se hace por un hijo único y llorarán amargamente como se llora a un primogénito. Aquel día el duelo en Jerusalén será tan grande como el de Hadad-Rimón en la llanura de Meguido. Todo el país hará duelo, familia por familia: los descendientes de David y de Natán, y también sus mujeres; los descendientes de Leví y de Simeí, y también sus mujeres; y todos los demás clanes, cada uno por su parte, con sus respectivas mujeres.

ZACARÍAS 12:1-14 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Este es un mensaje del Señor acerca de Israel. El Señor, que ha extendido el cielo, ha puesto base a la tierra y ha dado vida al hombre, afirma: “Yo hago de Jerusalén una copa de vino que emborrachará a todas las naciones vecinas. Cuando estas pongan sitio a Jerusalén, también las demás ciudades de Judá serán atacadas. En aquel tiempo convertiré a Jerusalén en una piedra muy pesada para todas las naciones. Herirá a cualquiera de ellas que intente levantarla. Todas las naciones se juntarán en contra de Jerusalén, pero entonces yo espantaré a todos los caballos y volveré locos a sus jinetes. Cuidaré de los descendientes de Judá y dejaré ciegos a todos los caballos de las naciones. Al ver esto, los jefes de Judá dirán para sí: ‘El Señor todopoderoso es el Dios de los que viven en Jerusalén y el que les da fuerzas.’ En aquel tiempo haré que los jefes de Judá sean como un brasero entre la leña, como un fuego entre manojos de espigas. Devorarán a derecha e izquierda a todas las naciones vecinas, mientras que los habitantes de Jerusalén vivirán otra vez en su ciudad. “Pero primero yo, el Señor, salvaré a las familias de Judá, para que no crezca el prestigio de los descendientes de David y de los habitantes de Jerusalén por encima de los demás descendientes de Judá. Yo, el Señor, protegeré a los que viven en Jerusalén. Los más débiles de ellos serán tan fuertes como el rey David, y los descendientes de David serán como Dios, como el ángel del Señor, que va al frente de ellos. En aquel tiempo destruiré a cualquier nación que ataque a Jerusalén. “Llenaré de espíritu de bondad y oración a los descendientes de David y a los habitantes de Jerusalén. Entonces mirarán al que traspasaron, y harán duelo y llorarán por él como por la muerte del hijo único o del hijo primogénito. Se hará en Jerusalén un duelo tan grande como el duelo que se hace por el dios Hadad-rimón en la llanura de Meguido. Familia por familia, cada una por su lado, hará duelo en el país: los descendientes de David, y también sus mujeres; los descendientes de Natán, y también sus mujeres; los descendientes de Leví, y también sus mujeres; los descendientes de Simí, y también sus mujeres; y así todas las otras familias, cada una por su lado, y también sus mujeres.

ZACARÍAS 12:1-14 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Esta profecía es la palabra del SEÑOR con respecto a Israel. Afirma el SEÑOR, que extendió los cielos, que echó los cimientos de la tierra, y que puso en el hombre aliento de vida: «Convertiré a Jerusalén en una copa que embriagará a todos los pueblos vecinos. Judá será sitiada, lo mismo que Jerusalén, y todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella. »En aquel día convertiré a Jerusalén en una roca inconmovible para todos los pueblos. Los que intenten moverla quedarán despedazados. »En aquel día espantaré a todos los caballos y enloqueceré a sus jinetes —afirma el SEÑOR—. Me mantendré vigilante sobre Judá, pero dejaré ciegos a los caballos de todas las naciones. Entonces los jefes de Judá proclamarán: “La fortaleza de los habitantes de Jerusalén es su Dios, el SEÑOR Todopoderoso”. »En aquel día convertiré a los jefes de Judá en un brasero ardiente dentro de un bosque, en una antorcha encendida entre las gavillas. A diestra y a siniestra devorarán a todos los pueblos vecinos, pero Jerusalén misma volverá a ser habitada. El SEÑOR salvará primero las viviendas de Judá, para que no sea mayor la gloria de la casa real de David, y la de los habitantes de Jerusalén, que la de Judá. »En aquel día yo, el SEÑOR, protegeré a los habitantes de Jerusalén. El más débil entre ellos será como David, y la casa real de David será como Dios mismo, como el ángel del SEÑOR que marcha al frente de ellos. »En aquel día me dispondré a destruir a todas las naciones que ataquen a Jerusalén. Sobre la casa real de David y los habitantes de Jerusalén derramaré un espíritu de gracia y de súplica, y entonces pondrán sus ojos en mí. Harán lamentación por el que traspasaron, como quien hace lamentación por su hijo único; llorarán amargamente, como quien llora por su primogénito. »En aquel día habrá una gran lamentación en Jerusalén, como la de Hadad Rimón en la llanura de Meguido. Todo el país hará duelo, familia por familia: »la parentela de David y sus esposas, la parentela de Natán y sus esposas, la parentela de Leví y sus esposas, la parentela de Simí y sus esposas, y todas las demás familias y sus esposas.