SALMOS 34:8-18
SALMOS 34:8-18 Reina Valera 2020 (RV2020)
Gustad y ved que es bueno el Señor. ¡Dichoso aquel que confía en él! Temed al Señor vosotros sus santos, pues nada falta a los que le temen. Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; pero los que buscan al Señor no tendrán falta de ningún bien. Venid, hijos, oídme; el temor del Señor os enseñaré. ¿Quién es el que ama la vida, que desea vivir muchos días para ver el bien? Guarda tu lengua del mal y tus labios de hablar engaño. Apártate del mal y haz el bien; busca la paz y síguela. Los ojos del Señor están sobre los justos y atentos sus oídos al clamor de ellos. La ira del Señor está contra los que hacen mal, para eliminar de la tierra la memoria de ellos. Claman los justos, y el Señor oye y los libra de todas sus angustias. Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón y salva a los de espíritu abatido.
SALMOS 34:8-18 La Palabra (versión española) (BLP)
Sentid y ved qué bueno es el Señor, feliz todo el que en él confía. Venerad al Señor sus consagrados pues al que lo venera nada le falta. Los ricos se empobrecen, pasan hambre; al que busca al Señor nada bueno le falta. Hijos míos, ¡venid y escuchadme! Yo os enseñaré cómo venerar al Señor. ¿Quién es el que ama la vida, y desea días para ser feliz? Guarda tu lengua del mal, y tus labios de la mentira; aléjate del mal, haz el bien, busca la paz, marcha tras ella. La mirada del Señor está sobre los justos, sus oídos junto a su grito de socorro; el Señor se encara con los malhechores para borrar de la tierra su recuerdo. Gritan y el Señor los escucha, de todas sus angustias los libra. El Señor está cerca de los afligidos, salva a los que están tristes.
SALMOS 34:8-18 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Probad y ved que el SEÑOR es bueno; dichosos los que en él se refugian. Temed al SEÑOR, vosotros sus santos, pues nada les falta a los que le temen. Los leoncillos se debilitan y tienen hambre, pero a los que buscan al SEÑOR nada les falta. Venid, hijos míos, y escuchadme, que voy a enseñaros el temor del SEÑOR. El que quiera amar la vida y gozar de días felices, que refrene su lengua de hablar el mal y sus labios de proferir engaños; que se aparte del mal y haga el bien; que busque la paz y la siga. Los ojos del SEÑOR están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones; el rostro del SEÑOR está contra los que hacen el mal, para borrar de la tierra su memoria. Los justos claman, y el SEÑOR los oye; los libra de todas sus angustias. El SEÑOR está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido.