MIQUEAS 7:5-15
MIQUEAS 7:5-15 Reina Valera 2020 (RV2020)
No creáis en el amigo ni confiéis en el príncipe; de la que duerme a tu lado cuídate, no abras tu boca. Porque el hijo deshonra al padre, la hija se alza contra la madre, la nuera contra su suegra, y los enemigos del hombre son los de su casa. Mas yo pondré la mirada en el Señor, esperaré en el Dios de mi salvación; mi Dios me oirá. Tú, enemiga mía, no te alegres de mí, porque aunque caí, me levantaré; aunque more en tinieblas, el Señor será mi luz. La ira del Señor soportaré, porque pequé contra él, hasta que juzgue mi causa y me haga justicia. Él me sacará a la luz y yo veré su justicia. Lo verá mi enemiga y se cubrirá de vergüenza, la que me decía: «¿Dónde está el Señor, tu Dios?». Mis ojos se recrearán al verla, cuando sea pisoteada como el lodo en las calles. Viene el día en que se edificarán tus muros; aquel día se extenderán los límites. En ese día vendrán hasta ti desde Asiria y las ciudades fortificadas, y desde las ciudades fortificadas hasta el río, de mar a mar y de monte a monte. La tierra será asolada a causa de sus habitantes, y por el fruto de sus obras. Apacienta a tu pueblo con tu cayado, al rebaño de tu heredad que mora solo en la montaña, en campo fértil; que sean apacentados en Basán y Galaad, como en el tiempo pasado. Como en los días en que saliste de Egipto, yo les mostraré maravillas.
MIQUEAS 7:5-15 La Palabra (versión española) (BLP)
No os fiéis de vuestro prójimo, ni pongáis la confianza en el amigo; incluso con la que duerme en tu seno, ten buen cuidado de lo que dices. El hijo trata con desprecio al padre, la hija se alza contra la madre y la nuera contra su suegra: los enemigos de uno son sus parientes. Pero yo pongo mi confianza en el Señor, espero en Dios, mi salvador, seguro de que mi Dios me escuchará. No te alegres de mi suerte, enemiga mía; si he caído, me levantaré, si estoy en tinieblas, el Señor es mi luz. Tengo que soportar la ira del Señor hasta que se haga cargo de mi causa y restablezca mi derecho, pues he pecado contra el Señor. Él me llevará hasta la luz y me hará experimentar su victoria. Lo contemplará mi enemiga, la que decía: «¿Dónde está tu Dios?», y quedará cubierta de vergüenza. Y yo me alegraré al verla pisoteada como si fuera barro de las calles. Llega el día de reconstruir tus muros, el día de ensanchar tus fronteras. Ese día llegarán hasta ti desde Asiria hasta Egipto, desde Egipto hasta el Éufrates, de un mar a otro mar, de una montaña a otra montaña. El país se convertirá en desierto por la conducta de sus habitantes. Pastorea a tu pueblo con tu cayado, al rebaño que constituye tu heredad y pasta solitario entre matorrales; que paste, como antaño, en Basán y Galaad. Como cuando salió de Egipto, haré que experimente maravillas.
MIQUEAS 7:5-15 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
No creas en la palabra de tu prójimo ni confíes en ningún amigo; cuídate incluso de lo que hables con tu esposa. Porque los hijos tratan con desprecio a los padres, las hijas se rebelan contra las madres y las nueras contra las suegras, y los enemigos de cada uno son sus propios parientes. Pero yo esperaré en el Señor; pondré mi esperanza en Dios mi salvador, porque él me escuchará. Nación enemiga mía, no te alegres de mi desgracia, pues aunque caí, voy a levantarme; aunque me rodee la oscuridad, el Señor es mi luz. He pecado contra el Señor y por eso soportaré su enojo; mientras tanto, él juzgará mi causa y me hará justicia. El Señor me llevará a la luz, me hará ver su victoria. También la verá mi enemiga, y eso la cubrirá de vergüenza. Ella me decía: “¿Dónde está el Señor tu Dios?”, pero ahora tendré el gusto de verla pisoteada como a barro de las calles. Jerusalén, ya viene el día en que tus muros serán reconstruidos y tus límites ensanchados. Ya viene el día en que acudirán a ti de todas partes: desde Asiria hasta Egipto, desde el Nilo hasta el Éufrates, de mar a mar y de monte a monte. La tierra será convertida en desierto por culpa de sus habitantes, como fruto de su maldad. ¡Cuida, Señor, de tu pueblo, de las ovejas de tu propiedad, que están solas en el bosque, rodeadas de fértiles tierras! Llévalas, como en tiempos pasados, a los pastos de Basán y Galaad. Hazles ver maravillas, como en los días en que las sacaste de Egipto.
MIQUEAS 7:5-15 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
No creas en tu prójimo, ni confíes en tus amigos; cuídate de lo que hablas con la que duerme en tus brazos. El hijo ultraja al padre, la hija se rebela contra la madre, la nuera contra la suegra, y los enemigos de cada cual están en su propia casa. Pero yo he puesto mi esperanza en el SEÑOR; yo espero en el Dios de mi salvación. ¡Mi Dios me escuchará! Enemiga mía, no te alegres de mi mal. Caí, pero he de levantarme; vivo en tinieblas, pero el SEÑOR es mi luz. He pecado contra el SEÑOR, así que soportaré su furia hasta que él juzgue mi causa y me haga justicia. Entonces me sacará a la luz y gozaré de su salvación. Cuando lo vea mi enemiga, la que me decía: «¿Dónde está tu Dios?», se llenará de vergüenza. Mis ojos contemplarán su desgracia, pues será pisoteada como el lodo de las calles. El día que tus muros sean reconstruidos será el momento de extender tus fronteras. Ese día acudirán a ti los pueblos, desde Asiria hasta las ciudades de Egipto, desde el río Nilo hasta el río Éufrates, de mar a mar y de montaña a montaña. La tierra quedará desolada por culpa de sus habitantes, como resultado de su maldad. Pastorea con tu cayado a tu pueblo, al rebaño de tu propiedad, que habita solitario en el bosque, en medio de la espesura. Hazlo pastar en Basán y en Galaad como en los tiempos pasados. Muéstrale tus prodigios, como cuando lo sacaste de Egipto.