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LAMENTACIONES 2:1-9

LAMENTACIONES 2:1-9 Reina Valera 2020 (RV2020)

¡Cómo oscureció el Señor en su ira a la hija de Sion! Derribó del cielo a la tierra la hermosura de Israel; no se acordó del estrado de sus pies en el día de su furor. Destruyó el Señor, no perdonó; destruyó en su furor todas las tiendas de Jacob, y derribó las fortalezas de Judá: humilló al reino y a sus príncipes. Cortó con el ardor de su ira todo el poderío de Israel, retiró de él su diestra frente al enemigo y se encendió en Jacob como llama de fuego que devora alrededor. Tensó su arco como un enemigo, afirmó su mano derecha como un adversario, y destruyó cuanto era hermoso. En la tienda de la hija de Sion derramó como fuego su enojo. El Señor se volvió enemigo de Israel y lo destruyó, destruyó todos sus palacios, derribó sus fortalezas y multiplicó en la hija de Judá la tristeza y el lamento. Arrasó su tienda como una enramada de huerto y destruyó el lugar en donde se congregaban. El Señor ha hecho olvidar en Sion las fiestas solemnes y los sábados, y en el ardor de su ira ha desechado al rey y al sacerdote. El Señor desechó su altar y menospreció su santuario; entregó los muros de sus palacios en manos de los enemigos, y ellos hicieron resonar su voz en la casa del Señor como en día de fiesta. El Señor determinó destruir el muro de la hija de Sion, tendió el cordel y no retiró su mano de la destrucción. Hizo, pues, que se lamentaran el antemuro y el muro; juntamente fueron desolados. Sus puertas fueron derribadas; destruyó y quebrantó sus cerrojos. Su rey y sus príncipes están entre gentes que no tienen la ley, y sus profetas no recibieron visión del Señor.

LAMENTACIONES 2:1-9 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

¡Tan grande ha sido el enojo del Señor, que ha oscurecido a la bella Sión! Ha derribado la hermosura de Israel, como del cielo a la tierra; ni siquiera se acordó, en su enojo, del estrado de sus pies. El Señor no ha dejado en pie ni una sola de las casas de Jacob; en un momento de furor ha destruido las fortalezas de la bella Judá; ha echado por tierra, humillados, el reino y sus gobernantes. Al encenderse su enojo, cortó de un tajo todo el poder de Israel. Nos retiró el apoyo de su poder al enfrentarnos con el enemigo; ¡ha prendido en Jacob un fuego que devora todo lo que encuentra! El Señor, como un enemigo, tensó el arco, afirmó el brazo; igual que un adversario, destrozó lo que era agradable a la vista; como un fuego, lanzó su enojo sobre el campamento de la bella Sión. El Señor actuó como un enemigo: destruyó por completo a Israel, echó abajo todos sus palacios, derribó sus fortalezas, colmó a la bella Judá de aflicción tras aflicción. Como un ladrón, hizo violencia a su santuario; destruyó el lugar de las reuniones. El Señor hizo que en Sión se olvidaran las fiestas y los días de reposo. En el ardor de su enojo, rechazó al rey y al sacerdote. El Señor ha rechazado su altar, ha despreciado su santuario; ha entregado en poder del enemigo las murallas que protegían la ciudad. ¡Hay un griterío en el templo del Señor, como si fuera día de fiesta! El Señor decidió derribar las murallas de la bella Sión. Trazó el plan de destrucción y lo llevó a cabo sin descanso. Paredes y murallas que él ha envuelto en luto, se han venido abajo al mismo tiempo. La ciudad no tiene puertas ni cerrojos: ¡quedaron destrozados, tirados por el suelo! Su rey y sus gobernantes están entre paganos; ya no existe la ley de Dios. ¡Ni siquiera sus profetas tienen visiones de parte del Señor!

LAMENTACIONES 2:1-9 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

¡Ay, el Señor ha eclipsado a la bella Sión con la nube de su furor! Desde el cielo echó por tierra el esplendor de Israel; en el día de su ira se olvidó del estrado de sus pies. Sin compasión el Señor ha destruido todas las moradas de Jacob; en su furor ha derribado los baluartes de la bella Judá y ha puesto su honra por los suelos al derrocar a su rey y a sus príncipes. Dio rienda suelta a su furor y deshizo todo el poder de Israel. Nos vimos frente al enemigo, y el Señor nos negó su ayuda. Ardió en Jacob como un fuego encendido que consumía cuanto le rodeaba. Como enemigo, tensó el arco; lista estaba su mano derecha. Como enemigo, eliminó a nuestros seres queridos. Como fuego, derramó su ira sobre las tiendas de la bella Sión. El Señor se porta como enemigo: ha destruido a Israel. Ha destruido todos sus palacios y derribado sus baluartes. Ha multiplicado el luto y los lamentos por la bella Judá. Ha desolado su morada como a un jardín; ha derribado su lugar de reunión. El SEÑOR ha hecho que Sión olvide sus fiestas solemnes y sus sábados; se desató su furia contra el rey y dejó de lado al sacerdote. El Señor ha rechazado su altar; ha abandonado su santuario. Ha puesto en manos del enemigo las murallas de sus palacios. ¡Lanzan gritos en la casa del SEÑOR como en día de fiesta! El SEÑOR decidió derribar la muralla que rodea a la bella Sión. Tomó la vara y midió; destruyó sin compasión. Hubo lamentos en rampas y muros; todos ellos se derrumbaron. Las puertas se han desplomado; él rompió por completo sus cerrojos. Su rey y sus príncipes andan entre las naciones; ya no hay ley ni profetas, ni visiones de parte del SEÑOR.