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JOSUÉ 4:1-24

JOSUÉ 4:1-24 Reina Valera 2020 (RV2020)

Cuando toda la gente acabó de pasar el Jordán, el Señor le dijo a Josué: —Tomad del pueblo doce hombres, uno por cada tribu, y dadles esta orden: «Recoged de aquí, de en medio del Jordán, del lugar donde han puesto sus pies los sacerdotes, doce piedras, que llevaréis con vosotros, y las depositaréis en el lugar donde habéis de pasar la noche». Entonces Josué llamó a los doce hombres que él había designado de entre los hijos de Israel, uno por cada tribu. Y les dijo Josué: —Pasad ante el arca del Señor, vuestro Dios, hasta el medio del Jordán, y cada uno de vosotros tome una piedra sobre su hombro, conforme al número de las tribus de los hijos de Israel, para que esto quede como una señal entre vosotros. Y cuando vuestros hijos pregunten a sus padres mañana: «¿Qué significan estas piedras?», les responderéis: «Las aguas del Jordán fueron divididas delante del arca del pacto del Señor; cuando ella pasó el Jordán, las aguas del Jordán se dividieron, y estas piedras servirán de monumento conmemorativo a los hijos de Israel para siempre». Los hijos de Israel hicieron tal como Josué les mandó: tomaron doce piedras del Jordán, como el Señor le había dicho a Josué, conforme al número de las tribus de los hijos de Israel, las llevaron al lugar donde acamparon y las depositaron allí. Josué también levantó doce piedras en medio del Jordán, en el lugar donde estuvieron los pies de los sacerdotes que llevaban el arca del pacto, y allí han estado hasta hoy. Los sacerdotes que llevaban el arca se pararon en medio del Jordán hasta que se hizo todo lo que el Señor había mandado a Josué que dijera al pueblo —conforme a todas las cosas que Moisés había indicado a Josué—, y el pueblo se dio prisa y pasó. Cuando todo el pueblo acabó de pasar, también pasó el arca del Señor, y los sacerdotes iban a la cabeza del pueblo. También los hijos de Rubén y los hijos de Gad y la media tribu de Manasés pasaron armados delante de los hijos de Israel, según Moisés les había dicho; como cuarenta mil hombres armados, listos para la guerra, pasaron hacia la llanura de Jericó delante del Señor. En aquel día el Señor engrandeció a Josué a los ojos de todo Israel. Y lo respetaron durante toda su vida como habían respetado a Moisés. Luego el Señor le dijo a Josué: —Manda a los sacerdotes que llevan el arca del testimonio que salgan del Jordán. Entonces Josué ordenó a los sacerdotes: —Salid del Jordán. Y aconteció que cuando los sacerdotes que llevaban el arca del pacto del Señor salieron de en medio del Jordán, y las plantas de los pies de los sacerdotes estuvieron en lugar seco, las aguas del Jordán volvieron a su lugar y corrieron desbordándose como antes. El pueblo partió del Jordán el día diez del primer mes y acamparon en Gilgal, al oriente de Jericó. Josué erigió en Gilgal las doce piedras que habían traído del Jordán. Y dijo a los hijos de Israel: —Cuando mañana os pregunten vuestros hijos: «¿Qué significan estas piedras?», les diréis: «Israel pasó en seco por este Jordán, porque el Señor, vuestro Dios, secó las aguas del Jordán delante de vosotros, hasta que pasasteis, de la misma manera que el Señor, vuestro Dios, había hecho en el mar Rojo, el cual secó delante de nosotros hasta que pasamos, para que todos los pueblos de la tierra conozcan que la mano del Señor es poderosa, y para que honréis al Señor, vuestro Dios, todos los días».

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JOSUÉ 4:1-24 La Palabra (versión española) (BLP)

Cuando todo el pueblo acabó de cruzar el Jordán, el Señor dijo a Josué: —Escoged doce hombres del pueblo, uno por cada tribu, y mandadles que saquen doce piedras del lecho del Jordán, donde los sacerdotes han estado parados; luego llevadlas con vosotros y depositadlas en el lugar en que pernoctéis. Llamó Josué a los doce hombres que había elegido de entre los israelitas, uno por cada tribu, y les dijo: —Entrad hasta el medio del Jordán, donde está el Arca de la alianza del Señor, y cargue cada uno al hombro una piedra, una por cada tribu de Israel, para que sirva de recuerdo conmemorativo entre vosotros. Cuando el día de mañana os pregunten vuestros hijos: «¿Qué hacen ahí esas piedras?», les responderéis: «Es que las aguas del Jordán quedaron cortadas ante el Arca de la alianza del Señor: cuando el Arca cruzaba el Jordán, las aguas del Jordán se cortaron». Estas piedras servirán a los israelitas de recuerdo para siempre. Los israelitas hicieron lo que Josué les mandó: sacaron doce piedras del lecho del Jordán, una por cada tribu de Israel, tal como había mandado el Señor a Josué; las llevaron al lugar donde iban a pernoctar y las depositaron allí. Josué, por su parte, erigió doce piedras en el lecho del Jordán, en el lugar donde los sacerdotes portadores del Arca de la alianza habían plantado los pies; y allí siguen todavía hoy. Los sacerdotes portadores del Arca estuvieron parados en medio del Jordán hasta que se cumplió todo lo que Josué había mandado al pueblo por orden del Señor (conforme en todo a lo que Moisés había ordenado a Josué). El pueblo se dio prisa en pasar. En cuanto acabó de pasar todo el pueblo, pasó el Arca del Señor y los sacerdotes volvieron a situarse a la cabeza del pueblo. Los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés se colocaron en orden de batalla a la cabeza de los israelitas, como les había mandado Moisés. Los que pasaron ante el Señor, hacia la llanura de Jericó, fueron unos cuarenta mil guerreros armados, dispuestos para el combate. Aquel día el Señor engrandeció a Josué a la vista de todo Israel; y lo mismo que habían respetado a Moisés, respetaron también a Josué durante toda su vida. El Señor dijo a Josué: —Manda a los sacerdotes que llevan el Arca del testimonio que salgan del Jordán. Josué mandó a los sacerdotes: —Salid del Jordán. Cuando los sacerdotes portadores del Arca de la alianza del Señor salieron del Jordán, apenas las plantas de sus pies tocaron la orilla, las aguas del Jordán volvieron a su lugar y llenaron el cauce hasta el borde como antes. Era el día décimo del primer mes cuando el pueblo salió del Jordán y acampó en Guilgal, al oriente de Jericó. Josué erigió en Guilgal las doce piedras que habían sacado del Jordán. Y dijo a los israelitas: —Cuando el día de mañana os pregunten vuestros hijos: «¿Qué hacen ahí esas piedras?», se lo explicaréis así: «Israel pasó ese Jordán a pie enjuto, pues el Señor, vuestro Dios, secó ante vosotros las aguas del Jordán hasta que lo atravesasteis, como había hecho el Señor vuestro Dios con el mar de las Cañas al que secó ante nosotros hasta que lo atravesamos. De este modo todos los pueblos de la tierra reconocerán lo poderosa que es la mano del Señor, y vosotros respetaréis siempre al Señor, vuestro Dios».

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JOSUÉ 4:1-24 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Después que todos terminaron de cruzar el Jordán, el Señor dijo a Josué: “Escoge doce hombres del pueblo, uno de cada tribu, y diles que saquen doce piedras de en medio del río, del lugar donde están parados los sacerdotes, y que las lleven y las pongan en el lugar en que van a acampar esta noche.” Entonces Josué llamó a los doce hombres que había escogido y les dijo: “Entrad hasta el centro del Jordán, delante del arca del Señor, el Dios vuestro, y cada uno de vosotros tome de allí una piedra sobre su hombro, una piedra por cada tribu de Israel, para que sean doce en total. Ellas os servirán como prueba para que, en el futuro, cuando vuestros hijos os pregunten: ‘¿Qué significan estas piedras?’, vosotros les contestéis: ‘Cuando el arca del pacto del Señor pasó el Jordán, el agua del río se dividió en dos delante del arca. Estas piedras sirven para que los israelitas recuerden siempre lo que pasó aquí.’ ” Ellos hicieron lo que Josué les mandó. Tomaron doce piedras del Jordán, una por cada tribu de Israel, las llevaron hasta el campamento y allí las colocaron, tal como el Señor le había dicho a Josué. Además Josué colocó otras doce piedras en el lugar del río donde se pararon los sacerdotes que llevaban el arca del pacto. Esas piedras están allí todavía. Los sacerdotes que llevaban el arca del pacto se quedaron en medio del Jordán, mientras los israelitas hacían todas las cosas que el Señor les había ordenado por medio de Josué. Todo se hizo según Moisés se lo había mandado a Josué. La gente pasó de prisa, y luego que todos estuvieron al otro lado, pasaron los sacerdotes con el arca del Señor y se pusieron a la cabeza de todo el pueblo. También pasaron el río los guerreros de las tribus de Rubén y de Gad y los de la media tribu de Manasés. Pasaron armados, e iban delante de los otros israelitas, según Moisés les había mandado. Cerca de cuarenta mil hombres armados y listos para la guerra desfilaron ante el Señor y fueron hacia los llanos de Jericó. Aquel día el Señor hizo que todo Israel admirara y respetara a Josué, como lo había hecho con Moisés durante toda su vida. Entonces el Señor dijo a Josué: “Ordena a los sacerdotes que llevan el arca del pacto, que salgan del Jordán.” Josué les ordenó que salieran, y tan pronto como los sacerdotes salieron del Jordán y pusieron los pies en sitio seco, el agua del río volvió a su lugar y corrió desbordada como antes. Los israelitas salieron del Jordán el día diez del mes primero, y acamparon en Guilgal, al este de Jericó. Allí colocó Josué las doce piedras que trajeron del Jordán, y dijo a los israelitas: “En el futuro, cuando vuestros hijos os pregunten: ‘¿Qué significan estas piedras?’, contadles cómo Israel pasó el río Jordán en seco, y cómo el Señor vuestro Dios secó el agua del Jordán mientras vosotros pasabais, lo mismo que antes había secado el mar Rojo mientras pasábamos nosotros. Así todos los pueblos del mundo sabrán lo poderoso que es el Señor, y vosotros honraréis siempre al Señor vuestro Dios.”

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JOSUÉ 4:1-24 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Cuando todo el pueblo terminó de cruzar el río Jordán, el SEÑOR le dijo a Josué: «Elegid un hombre de cada una de las doce tribus de Israel, y ordenadles que tomen doce piedras del cauce, exactamente del lugar donde los sacerdotes permanecieron de pie. Decidles que las coloquen en el lugar donde hoy pasaréis la noche». Entonces Josué reunió a los doce hombres que había escogido de las doce tribus, y les dijo: «Id al centro del cauce del río, hasta donde está el arca del SEÑOR vuestro Dios, y cada uno cargue al hombro una piedra. Serán doce piedras, una por cada tribu de Israel, y servirán como señal entre vosotros. En el futuro, cuando vuestros hijos os pregunten: “¿Por qué están estas piedras aquí?”, vosotros les responderéis: “El día en que el arca del pacto del SEÑOR cruzó el Jordán, las aguas del río se dividieron frente a ella. Para nosotros los israelitas, estas piedras que están aquí son un recuerdo permanente de aquella gran hazaña”». Los israelitas hicieron lo que Josué les ordenó, según las instrucciones del SEÑOR. Tomaron las piedras del cauce del Jordán, conforme al número de las tribus, las llevaron hasta el campamento y las colocaron allí. Además, Josué colocó doce piedras en el cauce del río donde se detuvieron los sacerdotes que llevaban el arca del pacto. Esas piedras siguen allí hasta el día de hoy. Los sacerdotes que llevaban el arca permanecieron en medio del cauce hasta que los israelitas hicieron todo lo que el SEÑOR le había ordenado a Josué. Todo se hizo según las instrucciones que Josué había recibido de Moisés. El pueblo se apresuró a cruzar el río y, cuando todos lo habían hecho, el arca del SEÑOR y los sacerdotes cruzaron también en presencia del pueblo. Acompañaban al pueblo los guerreros de las tribus de Rubén, Gad y la media tribu de Manasés, según las órdenes que había dado Moisés. Unos cuarenta mil guerreros armados desfilaron en presencia del SEÑOR y se dirigieron a la planicie de Jericó listos para la guerra. Aquel mismo día, el SEÑOR engrandeció a Josué ante todo Israel. El pueblo admiró a Josué todos los días de su vida, como había hecho con Moisés. Luego el SEÑOR le dijo a Josué: «Ordénales a los sacerdotes portadores del arca del pacto que salgan del Jordán». Josué les ordenó a los sacerdotes que salieran, y así lo hicieron, portando el arca del pacto del SEÑOR. Tan pronto como sus pies tocaron tierra firme, las aguas del río regresaron a su lugar y se desbordaron como de costumbre. Así, el día diez del mes primero, el pueblo de Israel cruzó el Jordán y acampó en Guilgal, al este de Jericó. Entonces Josué erigió allí las piedras que habían tomado del cauce del Jordán, y se dirigió a los israelitas: «En el futuro, cuando vuestros hijos os pregunten: “¿Por qué están estas piedras aquí?”, vosotros les responderéis: “Porque el pueblo de Israel cruzó el río Jordán en seco”. El SEÑOR, vuestro Dios, hizo lo mismo que había hecho con el Mar Rojo cuando lo mantuvo seco hasta que todos nosotros cruzamos. Esto sucedió para que todas las naciones de la tierra supieran que el SEÑOR es poderoso, y para que vosotros aprendierais a temerlo para siempre».

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