JOB 12:1-6
JOB 12:1-6 Reina Valera 2020 (RV2020)
Respondió entonces Job: ¡Ciertamente, vosotros sois el pueblo, y con vosotros morirá la sabiduría! Pero yo también tengo entendimiento, lo mismo que vosotros; ¡no soy menos que vosotros! ¿Y quién habrá que no pueda decir otro tanto? Yo soy uno de quien su amigo se mofa; uno que invocaba a Dios, y él le respondía; uno justo e íntegro que es escarnecido. Aquel cuyos pies están a punto de resbalar es como una lámpara despreciada por el que se siente seguro. Prosperan las casas de los ladrones, y viven seguros los que provocan a Dios, que ha puesto en sus manos cuanto tienen.
JOB 12:1-6 La Palabra (versión española) (BLP)
Job respondió así: ¡Desde luego, sois de esa gente con la cual se agotará la sabiduría! Pero también yo soy inteligente, no me creo inferior a vosotros. ¿Quién no sabe tales cosas? El hazmerreír de sus vecinos, ese soy yo; yo, que me comunicaba con Dios. ¡El hazmerreír, siendo íntegro y honrado! «¡Respondamos con burla a la desgracia —dice quien se siente satisfecho—, empujemos al suelo al que se tambalea!» ¡Pero los bandidos habitan en paz, viven seguros quienes provocan a Dios, los que tienen a Dios en un puño!
JOB 12:1-6 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
¡No hay duda de que vosotros sois la voz del pueblo, y que cuando muráis no quedará sabiduría! Pero también yo tengo entendimiento y en nada soy inferior a vosotros. ¿Quién no sabe todo esto? Aunque soy inocente e intachable y en otro tiempo Dios escuchaba mis súplicas, mis amigos se ríen de mí. El que está seguro desprecia al desdichado; no le importa empujar al que está a punto de caer. Los bandidos tienen paz en sus hogares; los que ofenden a Dios, viven tranquilos pensando que lo tienen en un puño.
JOB 12:1-6 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
A esto respondió Job: «¡No hay duda de que vosotros sois el pueblo! ¡Muertos vosotros, morirá la sabiduría! Pero yo soy tan listo como vosotros; en nada siento que me aventajéis. ¿Quién no sabe todas esas cosas? »Yo, que llamaba a Dios y él me respondía, me he vuelto el hazmerreír de mis amigos; ¡soy un hazmerreír, siendo recto e intachable! Dice la gente que vive tranquila: “¡Al daño se añade la injuria!”, “¡Al que está por caer, hay que empujarlo!” Los salteadores viven tranquilos en sus tiendas; confiados viven esos que irritan a Dios y piensan que pueden controlarlo.