JEREMÍAS 6:1-9
JEREMÍAS 6:1-9 Reina Valera 2020 (RV2020)
¡Huid, hijos de Benjamín, de en medio de Jerusalén! ¡Tocad bocina en Tecoa! ¡Alzad señales de humo sobre Bet-haquerem!, porque del norte asoma el mal, un gran quebrantamiento. Destruiré a la bella y delicada hija de Sion. Contra ella vendrán pastores con sus rebaños; junto a ella y a su alrededor plantarán sus tiendas. Cada uno apacentará su manada. «¡Anunciad guerra contra ella! ¡Levantaos! ¡Asaltémosla a mediodía! ¡Ay de nosotros, que va cayendo el día y las sombras de la tarde se han extendido! ¡Levantaos! ¡Asaltemos de noche y destruyamos sus palacios!». Así ha dicho el Señor de los ejércitos: Cortad árboles y levantad un terraplén contra Jerusalén. Esta es la ciudad que ha de ser castigada, pues toda ella está llena de violencia. Como de la fuente nunca cesan de manar las aguas, así de ella nunca cesa de manar la maldad; injusticia y robo se oyen en ella; continuamente en mi presencia hay enfermedad y herida. ¡Corrígete, Jerusalén, para que no se aparte mi alma de ti, para que no te convierta en desierto, en tierra deshabitada! Así ha dicho el Señor de los ejércitos: Del todo rebuscarán como a vid al resto de Israel; vuelve a pasar tu mano como vendimiador entre los sarmientos.
JEREMÍAS 6:1-9 La Palabra (versión española) (BLP)
Buscad refugio, benjaminitas, buscadlo fuera de Jerusalén; tocad la trompeta en Tecoa, alzad una enseña en Bet Queren, pues acecha por el norte una desgracia, se cierne un desastre imponente. A un pastizal delicioso puede compararse Sion; en ella entran los pastores al frente de sus rebaños, plantan en torno sus tiendas y apacienta cada cual en su sección. ¡Convocad contra Sion la guerra santa; adelante, la atacaremos a mediodía! ¡Ay de nosotros, que declina el día y se extienden las sombras de la tarde! ¡Adelante, ataquemos de noche, dejemos en ruinas sus palacios! Pues así dice el Señor del universo: Talad árboles, preparad contra Jerusalén un terraplén para asaltarla: es una ciudad condenada, toda repleta de opresión. Como el agua fresca de un pozo, así mantiene fresca su maldad: se oye en ella violencia y destrucción, soy testigo de desgracias y de heridas. Aprende la lección, Jerusalén, no sea que me hastíe de ti, no sea que te deje desolada, como una región deshabitada. Así dice el Señor del universo: Rebusca en el resto de Israel igual que se rebusca en una viña; pasa tu mano como el vendimiador examinando los pámpanos.
JEREMÍAS 6:1-9 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
¡Gentes de la región de Benjamín, buscad refugio, huid de Jerusalén! Tocad la trompeta en Tecoa, levantad una señal en Bet-haquérem, porque una desgracia, una gran calamidad, amenaza desde el norte. Sión es como una bella pradera a donde van los pastores con sus rebaños; acampan a su alrededor y cada rebaño pasta por su lado. Sus enemigos dicen: “¡Preparaos a pelear contra ella! ¡Venid, ataquémosla a mediodía! Pero, ¡qué lástima!, ya es tarde, y las sombras se alargan. ¡Entonces ataquémosla de noche y destruyamos sus torres!” El Señor todopoderoso ha dado esta orden: “¡Cortad árboles y construid una rampa para atacar a Jerusalén! La ciudad está condenada al castigo, porque está llena de opresión. De Jerusalén brota la maldad como de un pozo brota el agua. No se oye en ella más que violencia y atropellos; no veo en ella más que heridas y dolor. Escarmienta, Jerusalén, porque si no, me apartaré de ti disgustado, te convertiré en un desierto, te dejaré sin habitantes.” El Señor todopoderoso dice: “A los israelitas que queden los van a buscar y rebuscar, como se rebusca entre los sarmientos de la vid hasta que no quedan uvas.”
JEREMÍAS 6:1-9 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
»¡Huid de Jerusalén, benjaminitas! ¡Tocad la trompeta en Tecoa! ¡Levantad señal en Bet Haqueren! Una desgracia, una gran destrucción, nos amenaza desde el norte. Voy a destruir a Sión, tan hermosa y delicada. Los pastores y sus rebaños vienen contra ella: acampan a su alrededor, y cada uno escoge su pastizal». «¡Preparaos para pelear contra ella! ¡Ataquémosla a plena luz del día! Pero ¡ay de nosotros, que el día se acaba y se alargan las sombras de la noche! ¡Vamos, ataquémosla de noche, y destruyamos sus fortalezas!» Así dice el SEÑOR Todopoderoso: «¡Talad árboles y levantad una rampa contra Jerusalén! Esta ciudad debe ser castigada, pues en ella no hay más que opresión. Como agua que brota de un pozo, así brota de Jerusalén la maldad. En ella se oye de violencia y destrucción; no veo otra cosa que enfermedades y heridas. ¡Escarmienta, Jerusalén, para que no me aparte de ti! De lo contrario, te convertiré en desolación, en una tierra inhabitable». Así dice el SEÑOR Todopoderoso: «Buscad al remanente de Israel. Rebuscad, como en una viña; repasad los sarmientos, como lo hace el vendimiador».