JUECES 20:1-17
JUECES 20:1-17 Reina Valera 2020 (RV2020)
Entonces salieron todos los hijos de Israel, y delante del Señor, en Mizpa, se reunió la comunidad como un solo hombre, desde Dan hasta Beerseba y la tierra de Galaad. Los jefes de todo el pueblo, de todas las tribus de Israel, se hallaban presentes en la reunión del pueblo de Dios, cuatrocientos mil hombres de a pie capaces de luchar con la espada. Los hijos de Benjamín supieron entonces que los hijos de Israel habían subido a Mizpa. Preguntaron los hijos de Israel: —Decid cómo fue esta maldad. El levita, compañero de la mujer muerta, respondió: —Yo llegué a Gabaa de Benjamín con mi concubina para pasar allí la noche, pero se levantaron contra mí los de Gabaa, rodearon la casa donde pasaba la noche, con la idea de matarme, y a mi concubina la humillaron de tal manera que murió. Luego la tomé, la corté en pedazos y la envié por todo el territorio de la posesión de Israel, por cuanto han hecho maldad y crimen en Israel. Puesto que todos vosotros sois hijos de Israel, dad ahora vuestro parecer y consejo. Todo el pueblo se levantó como un solo hombre y dijo: —Ninguno de nosotros irá a su tienda, ni volverá ninguno de nosotros a su casa. Esto es ahora lo que haremos con Gabaa: subiremos contra ella por sorteo. Tomaremos diez hombres de cada ciento de todas las tribus de Israel, y ciento de cada mil, y mil de cada diez mil, que se encargarán de llevar provisiones a los hombres del pueblo, que irán y tratarán a Gabaa de Benjamín, conforme merece por toda la abominación que ha cometido en Israel. Se juntaron, pues, todos los hombres de Israel contra la ciudad, unidos como un solo hombre. Y las tribus de Israel enviaron hombres por toda la tribu de Benjamín, para decirles: —¿Qué maldad es esta que ha sido hecha entre vosotros? Entregad, pues, ahora a aquellos hombres perversos que están en Gabaa, para que los matemos y quitemos el mal de Israel. Pero los de Benjamín no quisieron oír la voz de sus hermanos los hijos de Israel, sino que los benjaminitas de todas las ciudades se juntaron en Gabaa para salir a pelear contra los hijos de Israel. Fueron contados en aquel tiempo los hijos de Benjamín, de las ciudades, y eran veintiséis mil hombres capaces de luchar con la espada, sin contar los setecientos hombres escogidos que vivían en Gabaa. Entre todo aquel pueblo había setecientos hombres selectos que eran zurdos, todos ellos tiraban una piedra con la honda a un cabello y no erraban. También se contaron los hombres de Israel, fuera de Benjamín, y sumaban cuatrocientos mil hombres capaces de luchar con la espada, todos ellos hombres de guerra.
JUECES 20:1-17 La Palabra (versión española) (BLP)
Acudieron entonces todos los israelitas desde Dan hasta Berseba junto con los del país de Galaad y se reunieron todos de común acuerdo delante del Señor en Mispá. Los jefes de todo el pueblo y todas las tribus de Israel se presentaron a la asamblea del pueblo de Dios: eran cuatrocientos mil hombres de a pie, todos ellos hábiles en el manejo de la espada. Se enteraron los de Benjamín de que los israelitas se habían reunido en Mispá. Los reunidos, por su parte, pidieron al levita: —Contadnos cómo ha tenido lugar el crimen. El levita, marido de la mujer asesinada, tomó la palabra y dijo: —Llegué yo con mi concubina a Guibeá de Benjamín para pasar la noche. Los de Guibeá se levantaron contra mí y rodearon por la noche la casa; intentaron matarme a mí, y abusaron tanto de mi concubina que murió. Tomé entonces a mi concubina, la despedacé y envié los trozos por todo el territorio israelita, porque se había cometido un crimen infame en Israel. Aquí estáis todos, israelitas: deliberad y tomad ahora mismo una resolución. Todo el pueblo, de común acuerdo, se puso en pie diciendo: —Ninguno de nosotros marchará a su tienda, nadie volverá a su casa. Esto es lo que hemos de hacer con Guibeá: echaremos a suertes y tomaremos de todas las tribus de Israel diez hombres por cada cien, cien por cada mil, y mil por cada diez mil; ellos recogerán víveres para los soldados que tratarán a Guibeá de Benjamín como corresponde a la infamia que han cometido en Israel. Y toda la gente de Israel hizo una piña y se juramentó contra la ciudad de Guibeá. Las tribus de Israel enviaron emisarios a toda la tribu de Benjamín para decirles: —¿Qué crimen es ese que se ha cometido entre vosotros? Entregadnos a esos desalmados de Guibeá; les daremos muerte y desaparecerá la maldad en Israel. Pero los de Benjamín no hicieron caso a sus hermanos israelitas. Al contrario, dejando sus poblados, se reunieron en Guibeá para combatir contra los israelitas. Aquel día los benjaminitas llegados de los diversos poblados hicieron el censo, que dio en total veinticinco mil hombres armados de espada, sin contar los habitantes de Guibeá. En toda aquella tropa había setecientos hombres elegidos, zurdos, capaces todos ellos de lanzar una piedra con la honda contra un cabello sin errar el tiro. La gente de Israel hizo también el censo. Sin contar a Benjamín, eran cuatrocientos mil guerreros, todos ellos valientes y hábiles en el manejo de la espada.
JUECES 20:1-17 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Entonces todos los israelitas, desde Dan hasta Beerseba y Galaad, se reunieron como un solo hombre en Mispá, delante del Señor. Todos los jefes de las tribus de Israel estaban presentes, y del pueblo de Dios se reunieron cuatrocientos mil soldados de a pie. Los de la tribu de Benjamín se enteraron de que las otras tribus israelitas se habían reunido en Mispá. Y los israelitas preguntaron al levita cómo había ocurrido aquel crimen. El levita, marido de la víctima, les dijo: –Yo llegué con mi concubina a la ciudad de Guibeá, de la tribu de Benjamín, para pasar la noche allí. Pero esa misma noche los habitantes de la ciudad rodearon la casa en que estábamos alojados, con la idea de matarme, y de tal manera abusaron de mi concubina, que murió. Entonces yo tomé el cadáver y lo descuarticé, y mandé los pedazos por todo el país para que en todo Israel se enteraran de este crimen tan infame. A vosotros os toca ahora, como israelitas, opinar y decidir lo que se debe hacer. Como un solo hombre se pusieron todos de pie y dijeron: –Ninguno de nosotros volverá a su tienda o a su casa. Lo que haremos es echar a suertes quiénes han de atacar Guibeá. Uno de cada diez hombres de todas las tribus se encargará de conseguir comida para el ejército; los demás irán a dar su merecido a Guibeá por esta infamia que se ha cometido en Israel. Todos los israelitas se unieron, como un solo hombre, para atacar la ciudad. Mandaron mensajeros por todo el territorio de la tribu de Benjamín, a decirles: “¿Qué crimen es este cometido por algunos de vosotros? Entregadnos a esos pervertidos que están en Guibeá, para que los matemos y purifiquemos a Israel de esa maldad.” Pero los de Benjamín no hicieron caso a sus hermanos israelitas, sino que los benjaminitas de todas las ciudades se juntaron en Guibeá para pelear contra los demás israelitas. Los soldados alistados de las ciudades de Benjamín fueron veintiséis mil, sin contar setecientos hombres escogidos que eran de Guibeá. Entre todos ellos había setecientos zurdos que manejaban tan bien la honda que podían dar con la piedra a un cabello, sin fallar nunca. Por su parte, los otros israelitas reunieron cuatrocientos mil guerreros experimentados.
JUECES 20:1-17 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Todos los israelitas desde Dan hasta Berseba, incluso los de la tierra de Galaad, salieron como un solo hombre y se reunieron ante el SEÑOR en Mizpa. Los jefes de todo el pueblo, es decir, de todas las tribus de Israel, tomaron sus puestos en la asamblea del pueblo de Dios. Eran cuatrocientos mil soldados armados con espadas. A su vez, los de la tribu de Benjamín se enteraron de que los israelitas habían subido a Mizpa. Entonces los israelitas le dijeron al levita: ―Cuéntanos cómo sucedió esta infamia. El levita, esposo de la mujer asesinada, respondió: ―Mi concubina y yo llegamos a Guibeá de Benjamín para pasar la noche. Durante la noche los hombres de Guibeá se levantaron contra mí y rodearon la casa, con la intención de matarme. Luego violaron a mi concubina de tal manera que murió. Entonces la tomé, la corté en pedazos, y envié un pedazo a cada tribu en el territorio israelita, porque esa gente cometió un acto depravado e infame en Israel. Ahora, todos vosotros israelitas, opinad y tomad una decisión aquí mismo. Todo el pueblo se levantó como un solo hombre, y dijo: ―¡Ninguno de nosotros volverá a su tienda! ¡Nadie regresará a su casa! Y esto es lo que le haremos ahora a Guibeá: Echaremos suertes para ver quiénes subirán contra ella. De entre todas las tribus de Israel, tomaremos a diez hombres de cada cien, a cien de cada mil y a mil de cada diez mil, para conseguir provisiones para el ejército. Cuando el ejército llegue a Guibeá de Benjamín, les dará su merecido por toda la infamia cometida en Israel. Así que todos los israelitas, como un solo hombre, unieron sus fuerzas para atacar la ciudad. Las tribus de Israel enviaron mensajeros por toda la tribu de Benjamín, diciendo: «¿Qué os parece este crimen que se cometió entre vosotros? Entregad ahora a esos malvados de Guibeá, para que los matemos y eliminemos así la maldad en Israel». Pero los de la tribu de Benjamín no quisieron hacerles caso a sus hermanos israelitas. Al contrario, gente de todas sus ciudades se reunió en Guibeá para luchar contra los israelitas. En aquel día los de Benjamín movilizaron de entre sus ciudades veintiséis mil soldados armados de espada, además de setecientos hombres escogidos de los que vivían en Guibeá. Entre todos ellos había setecientos soldados escogidos que eran zurdos, todos ellos capaces de lanzar con la honda una piedra contra un cabello, sin errar. Israel, sin contar a Benjamín, movilizó a cuatrocientos mil soldados armados de espada, todos ellos expertos guerreros.