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2 REYES 19:1-13

2 REYES 19:1-13 Reina Valera 2020 (RV2020)

Cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus vestidos, se cubrió con vestiduras ásperas y entró en la casa del Señor. Y envió a Eliaquim, el mayordomo, a Sebna, el escriba, y a los ancianos de los sacerdotes, cubiertos de ropas ásperas, a ver al profeta Isaías hijo de Amoz, para que le dijeran: —Así ha dicho Ezequías: «Este día es día de angustia, de reprensión y de blasfemia, porque los hijos están a punto de nacer y la que da a luz no tiene fuerzas. Quizá oirá el Señor, tu Dios, todas las palabras del copero mayor, a quien el rey de los asirios, su señor, ha enviado para blasfemar contra el Dios viviente y para insultar con palabras, que el Señor, tu Dios, ha oído. Por tanto, eleva una oración por el remanente que aún queda». Cuando los siervos del rey Ezequías llegaron a ver a Isaías, este les respondió: —Así diréis a vuestro señor: «Así ha dicho el Señor: No temas por las palabras que has oído, con las que han blasfemado contra mí los siervos del rey de Asiria. Mira, voy a poner en él un espíritu, oirá un rumor, se volverá a su tierra y allí le haré caer a espada». El copero mayor regresó y se encontró al rey de Asiria que combatía contra Libna, pues oyó que se había ido de Laquis. Allí el rey de Asiria se enteró de que Tirhaca, rey de Etiopía, había salido para hacerle guerra, y volvió a enviar embajadores a Ezequías con este mensaje: —Así diréis a Ezequías, rey de Judá: «Que no te engañe el Dios en quien tú confías, ni te diga: Jerusalén no será entregada en manos del rey de Asiria. Has oído lo que han hecho los reyes de Asiria a todas las tierras que han destruido. ¿Vas a escapar tú? ¿Acaso libraron sus dioses a las naciones que mis padres destruyeron, esto es, a Gozán, Harán, Resef, y a los hijos de Edén que estaban en Telasar? ¿Dónde está el rey de Hamat, el rey de Arfad, y el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena y de Iva?».

2 REYES 19:1-13 La Palabra (versión española) (BLP)

Cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus ropas, se vistió de sayal y fue al Templo del Señor. Al mismo tiempo envió al mayordomo de palacio Jelcías, al secretario Sobná y a los sacerdotes más ancianos, vestidos de sayal, a ver al profeta Isaías, hijo de Amós, y a comunicarle lo siguiente: —Esto dice Ezequías: «Vivimos hoy momentos de angustia, de castigo y de ignominia, como si el hijo fuera a nacer y la madre no tuviera fuerzas para alumbrarlo. Ojalá el Señor, tu Dios, haya escuchado las palabras del copero mayor enviado por su amo, el rey de Asiria, para insultar al Dios vivo, y lo castigue por esas palabras que el Señor, tu Dios, ha oído. Por tu parte, intercede por el resto que aún subsiste». Los servidores del rey Ezequías fueron a ver al profeta Isaías que les dijo: —Esto responderéis a vuestro señor: «Así dice el Señor: Que no te asusten las palabras insultantes que has oído proferir a los oficiales del rey de Asiria contra mí. Yo mismo le voy a infundir un espíritu tal que, al oír cierta noticia, tendrá que regresar a su país donde lo haré morir a espada». Regresó el copero mayor y, al enterarse de que el rey de Asiria se había retirado de Laquis para atacar Libná, fue allí a su encuentro. Y es que el rey de Asiria había oído que Tirhacá, el rey de Etiopía, se había puesto en camino para plantarle batalla. Entonces, el rey de Asiria envió nuevos emisarios a Ezequías con el siguiente mensaje: —Decid a Ezequías, el rey de Judá: «Que no te engañe tu Dios, en quien confías, asegurándote que Jerusalén no caerá en poder del rey de Asiria. Seguro que has oído cómo han tratado los reyes de Asiria a todos los países que han consagrado al exterminio. ¿Y piensas que tú vas a librarte? ¿Salvaron sus dioses a las naciones que mis antepasados destruyeron, a saber: Gozán, Jarán, Résef y los habitantes de Edén, en Telasar? ¿Dónde están los reyes de Jamat, de Arpad, de Laír, de Sefarváin, de Ená y de Evá?».

2 REYES 19:1-13 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Cuando el rey Ezequías oyó esto, se rasgó sus vestiduras, se puso ropas ásperas en señal de dolor y se fue al templo del Señor. Y envió a Eliaquim, mayordomo de palacio, al cronista Sebná y a los sacerdotes más ancianos, vestidos con ropas ásperas en señal de dolor, a ver al profeta Isaías, hijo de Amoz, y a decirle de parte del rey: “Hoy estamos en una situación de angustia, castigo y humillación, como una mujer que, a punto de dar a luz, se quedara sin fuerzas. Ojalá el Señor tu Dios haya oído las palabras del oficial enviado por su amo, el rey de Asiria, para insultar al Dios viviente, y ojalá lo castigue por las cosas que el Señor mismo, tu Dios, habrá oído. Ofrece, pues, una oración por los que aún quedan.” Los funcionarios del rey Ezequías fueron a ver a Isaías, e Isaías les encargó que respondieran a su amo: “El Señor dice: ‘No tengas miedo de esas palabras ofensivas que dijeron contra mí los criados del rey de Asiria. Mira, yo voy a hacer que llegue a él un rumor que le obligue a volver a su país, y allí le haré morir asesinado.’ ” El oficial asirio se enteró de que el rey de Asiria se había ido de la ciudad de Laquis. Entonces se fue de Jerusalén, y encontró al rey de Asiria atacando a Libná. Allí el rey de Asiria oyó decir que el rey Tirhaca de Etiopía había emprendido una campaña militar contra él. Una vez más, el rey de Asiria envió embajadores a Ezequías, rey de Judá, para decirle: “Tu Dios, en el que tú confías, te asegura que Jerusalén no caerá en mi poder; pero no te dejes engañar por él. Tú has oído lo que han hecho los reyes de Asiria con todos los países que han querido destruir, ¿y tú vas a salvarte? ¿Acaso los dioses salvaron a los otros pueblos que mis antepasados destruyeron: a Gozán, Harán, Résef y a la gente de Bet-edén que vivía en Telasar? ¿Dónde están los reyes de Hamat, de Arpad, de Sefarvaim, de Hená y de Ivá?”

2 REYES 19:1-13 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Cuando el rey Ezequías escuchó esto, se rasgó las vestiduras, se vistió de luto y fue al templo del SEÑOR. Además, envió a Eliaquín, administrador del palacio, al cronista Sebna y a los sacerdotes más ancianos, todos vestidos de luto, para hablar con el profeta Isaías hijo de Amoz. Y le dijeron: «Así dice Ezequías: “Hoy es un día de angustia, castigo y deshonra, como cuando los hijos están a punto de nacer y no se tienen fuerzas para dar a luz. Tal vez el SEÑOR tu Dios oiga todas las palabras del comandante en jefe, a quien su señor, el rey de Asiria, envió para insultar al Dios viviente. ¡Que el SEÑOR tu Dios lo castigue por las palabras que ha oído! Eleva, pues, una oración por el remanente del pueblo que aún sobrevive”». Cuando los funcionarios del rey Ezequías fueron a ver a Isaías, este les dijo: «Decidle a vuestro señor que así dice el SEÑOR: “No temas por las blasfemias que has oído, pronunciadas contra mí por los subalternos del rey de Asiria. ¡Mira! Voy a poner un espíritu en él, para que cuando oiga cierto rumor regrese a su propio país. ¡Allí haré que lo maten a filo de espada!”» Cuando el comandante en jefe se enteró de que el rey de Asiria había salido de Laquis, se retiró y encontró al rey luchando contra Libná. Luego Senaquerib recibió el informe de que Tiracá, rey de Cus, había salido para luchar contra él, así que una vez más envió mensajeros a Ezequías para que le dijeran: «Tú, Ezequías, rey de Judá: No dejes que tu Dios, en quien confías, te engañe cuando dice: “No caerá Jerusalén en manos del rey de Asiria”. Sin duda te habrás enterado de lo que han hecho los reyes de Asiria en todos los países, destruyéndolos por completo. ¿Y acaso vas a librarte tú? ¿Libraron sus dioses a las naciones que mis antepasados han destruido: Gozán, Jarán, Résef y la gente de Edén que vivía en Telasar? ¿Dónde están el rey de Jamat, el rey de Arfad, el rey de la ciudad de Sefarvayin, o de Hená o Ivá?»