1 SAMUEL 2:22-25
1 SAMUEL 2:22-25 Reina Valera 2020 (RV2020)
Elí era muy viejo, y cuando supo lo que sus hijos hacían con todo Israel y cómo dormían con las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión, les dijo: —¿Por qué hacéis estas cosas? Oigo hablar a todo este pueblo acerca de vuestro mal proceder. No, hijos míos, no son buenos los rumores que yo oigo, pues hacéis pecar al pueblo del Señor. Si peca el hombre contra el hombre, los jueces lo juzgarán; pero si alguno peca contra el Señor, ¿quién rogará por él? Pero ellos no oyeron la voz de su padre, porque el Señor había resuelto hacerlos morir.
1 SAMUEL 2:22-25 La Palabra (versión española) (BLP)
Elí era ya muy mayor; cuando se enteró de lo que hacían sus hijos con los israelitas y de cómo se acostaban con las mujeres que prestaban servicio a la entrada de la Tienda del encuentro, les dijo: —¿Por qué hacéis estas cosas? Todo el mundo me comenta vuestros abusos. No, hijos míos; no son buenos los rumores que oigo de que estáis escandalizando al pueblo del Señor. Si una persona ofende a otra, el Señor puede actuar de árbitro; pero si alguien ofende a Dios, ¿quién mediará en su favor? Pero ellos no hacían caso a su padre, porque Dios había decidido que murieran.
1 SAMUEL 2:22-25 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
En cuanto a Elí, era ya muy viejo, pero estaba enterado de todo lo que sus hijos hacían a los israelitas, y que hasta se acostaban con las mujeres que estaban de servicio a la entrada de la tienda del encuentro con Dios. Por esto les dijo: “Todo el mundo me habla de vuestras malas acciones. ¿Por qué os portáis así? No, hijos míos, no es nada bueno lo que sé que el pueblo del Señor anda contando de vosotros. Si una persona comete una falta contra otra, el Señor puede intervenir en su favor; pero si una persona ofende al Señor, ¿quién la defenderá?” Sin embargo, ellos no hicieron caso de lo que su padre les dijo, porque el Señor había decidido quitarles la vida.
1 SAMUEL 2:22-25 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Elí, que ya era muy anciano, se enteró de todo lo que sus hijos le estaban haciendo al pueblo de Israel, incluso de que se acostaban con las mujeres que servían a la entrada del santuario. Les dijo: «¿Por qué os comportáis así? Todo el pueblo me habla de vuestra mala conducta. No, hijos míos; no es nada bueno lo que se comenta en el pueblo del SEÑOR. Si alguien peca contra otra persona, Dios le servirá de árbitro; pero, si peca contra el SEÑOR, ¿quién podrá interceder por él?» No obstante, ellos no hicieron caso a la advertencia de su padre, pues la voluntad del SEÑOR era quitarles la vida.