1 PEDRO 3:1-4
1 PEDRO 3:1-4 Reina Valera 2020 (RV2020)
Asimismo vosotras, mujeres, someteos a vuestros maridos, de modo que, si algunos de ellos no creen a la palabra, puedan ser ganados, no con palabras, sino por el comportamiento de sus esposas, al observar su conducta intachable y respetuosa. Que vuestra belleza no dependa de lo exterior, como peinados llamativos, joyas de oro o vestidos lujosos, sino de lo íntimo, del corazón, del adorno incorruptible de un espíritu afable y sereno, ya que este tipo de belleza es muy apreciada por Dios.
1 PEDRO 3:1-4 La Palabra (versión española) (BLP)
También vosotras, mujeres, sed respetuosas con vuestros maridos, para que vuestra conducta intachable y recatada, basada en hechos y no en palabras, conquiste incluso a los más reacios al mensaje de salvación. No os preocupe tanto el adorno exterior —peinados llamativos, joyas valiosas, vestidos lujosos— cuanto el interior, el del corazón: el adorno incorruptible de un espíritu apacible y sereno, que es la auténtica belleza a los ojos de Dios.
1 PEDRO 3:1-4 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Igualmente vosotras, mujeres, someteos a vuestros maridos; y así, si alguno de ellos no cree en el mensaje, podrá ser convencido, sin necesidad de palabras, por vuestro comportamiento, al ver vuestra conducta pura y respetuosa. Que vuestro adorno no consista en cosas externas, como peinados ostentosos, joyas de oro o vestidos lujosos, sino en lo íntimo del corazón, en la belleza incorruptible de un espíritu suave y tranquilo. Esta belleza vale mucho delante de Dios.
1 PEDRO 3:1-4 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Así mismo, esposas, someteos a vuestros esposos, de modo que, si algunos de ellos no creen en la palabra, puedan ser ganados más por vuestro comportamiento que por vuestras palabras, al observar vuestra conducta íntegra y respetuosa. Que vuestra belleza no sea la externa, que consiste en adornos tales como peinados ostentosos, joyas de oro y vestidos lujosos. Que vuestra belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu suave y apacible. Esta sí que tiene mucho valor delante de Dios.