ROMANOS 9
9
10. La salvación de Israel (9–11)#9.1-33 En los caps. 9–11 Pablo aborda el tema de la relación de la nación de Israel con el plan divino de salvación. Interpreta la renuencia de los judíos a aceptar el evangelio como parte de este plan a largo plazo, y exalta tanto el amor como la soberanía de Dios. Estos caps. pueden dividirse en tres secciones (Ro 9.1-33; 10.1-21; 11.1-32), más una alabanza a Dios (11.33-36).
Los privilegios de Israel
1Como creyente que soy en Cristo, digo la verdad, no miento. Además, mi conciencia, guiada por el Espíritu Santo, me asegura que esto es verdad: 2siento una gran tristeza y en mi corazón tengo un dolor continuo, 3y hasta querría estar yo mismo bajo maldición, separado de Cristo, si así pudiera favorecer a mis hermanos, los de mi propia raza.#9.3 Cf. Ex 32.32. 4Son descendientes de Israel y Dios los adoptó como hijos.#9.4 Los adoptó como hijos: Ex 4.22; Os 11.1. Dios estuvo entre ellos con su presencia gloriosa#9.4 Su presencia gloriosa: Ex 24.16-17; 40.34-38. y les dio los pactos, la ley de Moisés, el culto y las promesas. 5Son descendientes de nuestros antepasados; y de su raza, en cuanto a lo humano, vino el Mesías,#9.5 De su raza... vino el Mesías: Cf. Mt 1.1-16; Lc 3.23-38. el cual es Dios sobre todas las cosas, alabado por siempre.#9.5 Vino el Mesías, el cual es Dios sobre todas las cosas, alabado por siempre: otra posible traducción: vino el Mesías. ¡Alabado por siempre sea Dios, que está sobre todas las cosas! Amén.
6Pero no es que las promesas de Dios a Israel hayan quedado sin cumplir. Lo que sucede es que no todos los descendientes de Israel son verdadero pueblo de Israel#9.6 Ro 2.28-29. 7ni todos los descendientes de Abraham son verdaderamente sus hijos, sino que Dios le había dicho: “Tu descendencia vendrá por medio de Isaac.”#9.7 Gn 21.12. Aunque Abraham tuvo otros hijos (Ismael y los que se mencionan en Gn 25.1-6), Isaac fue el considerado como hijo legítimo y heredero de la promesa. 8Esto nos da a entender que nadie es hijo de Dios solamente por pertenecer a cierta raza; al contrario, solo quienes son hijos en cumplimiento de la promesa de Dios#9.8 Se establece un contraste entre los descendientes de Abraham: los que son de la línea de Ismael, hijo de Agar (cf. Gl 4.22-23), y los que son de la línea de Isaac, cuyo nacimiento sólo fue posible por la acción de Dios en cumplimiento de la promesa (Gn 17.19-21). son considerados verdaderos descendientes. 9Porque esta es la promesa que Dios hizo a Abraham: “Por este tiempo volveré, y Sara tendrá un hijo.”#9.9 Gn 18.10,14.
10Pero eso no es todo. Los dos hijos de Rebeca lo fueron de un mismo padre, nuestro antepasado Isaac,#9.10 Cf. Gn 25.21-26. 11-13y antes que ellos nacieran, cuando aún no habían hecho nada ni bueno ni malo, Dios anunció a Rebeca: “El mayor será siervo del menor.”#9.11-13 Gn 25.23. Lo cual también está de acuerdo con la Escritura que dice: “Amé a Jacob y aborrecí a Esaú.”#9.11-13 Mal 1.2-3. Amé... aborrecí: contraste que indica que Dios prefirió al uno sobre el otro; véase Lc 14.26 n. Así quedó confirmado el derecho que Dios tiene de escoger, de acuerdo con su propósito, a los que quiere llamar, sin tener en cuenta lo que hayan hecho.
La autonomía de Dios
14¿Diremos por esto que Dios es injusto? ¡De ninguna manera! 15Porque Dios dijo a Moisés: “Tendré misericordia de quien yo quiera tenerla y tendré compasión de quien bien me parezca.”#9.15 Ex 33.19. 16Así pues, no depende de que el hombre quiera o se esfuerce, sino de que Dios tenga compasión. 17En la Escritura, Dios le dice al faraón: “Te hice rey precisamente para mostrar en ti mi poder, y para darme a conocer en toda la tierra.”#9.17 Ex 9.16. 18De modo que Dios tiene compasión de quien él quiere tenerla y endurece el corazón a quien quiere endurecérselo.#9.18 Cf. Ex 7.3.
19Quizá tú me dirás: “Siendo así, ¿de qué va a culpar Dios al hombre, si nadie puede oponerse a su voluntad?” 20Pero tú, hombre, ¿quién eres para pedirle cuentas a Dios? ¿Acaso la olla de barro le dirá al que la hizo: “Por qué me has hecho así”? #9.20 Is 29.16; 45.9; Sab 12.12. 21El alfarero tiene el poder de hacer lo que quiera con el barro, y de un mismo barro puede hacer una vasija para uso especial y otra para uso común.#9.21 Jer 18.4-6; Sab 15.7.
22Pues bien, Dios, queriendo dar un ejemplo de castigo y mostrar su poder, soportó con mucha paciencia a aquellos que merecían el castigo e iban a ser destruidos.#9.22 Sab 12.20-21. Cf. Ro 3.25-26. 23Al mismo tiempo quiso dar a conocer en nosotros la grandeza de su gloria, pues tuvo compasión de nosotros y nos preparó de antemano para que tuviéramos parte en ella. 24Así que Dios nos llamó, a unos de entre los judíos y a otros de entre los no judíos. 25Como se dice en el libro de Oseas:
“A los que no eran mi pueblo, los llamaré pueblo mío;
a la que no era amada, la llamaré amada mía.#9.25 Os 2.23; cf. también 1 P 2.10.
26Y en el mismo lugar donde se les dijo: ‘Vosotros no sois mi pueblo’,
serán llamados hijos del Dios viviente.”#9.26 Os 1.10.
27En cuanto a los israelitas, Isaías dijo: “Aunque los descendientes de Israel sean tan numerosos como la arena del mar, solamente un resto#9.27 Un resto: Véase Ro 11.5 n. de ellos alcanzará la salvación, 28porque muy pronto cumplirá plenamente el Señor su palabra en todo el mundo.”#9.27-28 Is 10.22-23. 29Como el mismo Isaías había dicho antes:
“Si el Señor todopoderoso
no nos hubiera dejado descendencia,
ahora mismo estaríamos como Sodoma y Gomorra.”#9.29 Is 1.9. Sodoma y Gomorra: Gn 19.1-28.
Los judíos y el evangelio
30¿Qué diremos a esto? Que Dios, por medio de la fe, ha hecho justos a los paganos, que no buscaban la justicia. 31En cambio, los israelitas, que querían basar su justicia en el cumplimiento de la ley, no lo consiguieron. 32¿Por qué? Pues porque basaban su justicia en sus propios hechos y no en la fe. Por eso tropezaron con aquella piedra de tropiezo 33que se menciona en la Escritura:
“Yo pongo en Sión una roca,
una piedra con la cual tropezarán;
pero quien confíe en ella no quedará defraudado.”#9.33 Is 28.16, combinado con Is 8.14; (cf. también 1 P 2.6-8). En ella: es decir, en la piedra, como símbolo de Cristo; también puede traducirse en él.
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10. La salvación de Israel (9–11)#9.1-33 En los caps. 9–11 Pablo aborda el tema de la relación de la nación de Israel con el plan divino de salvación. Interpreta la renuencia de los judíos a aceptar el evangelio como parte de este plan a largo plazo, y exalta tanto el amor como la soberanía de Dios. Estos caps. pueden dividirse en tres secciones (Ro 9.1-33; 10.1-21; 11.1-32), más una alabanza a Dios (11.33-36).
Los privilegios de Israel
1Como creyente que soy en Cristo, digo la verdad, no miento. Además, mi conciencia, guiada por el Espíritu Santo, me asegura que esto es verdad: 2siento una gran tristeza y en mi corazón tengo un dolor continuo, 3y hasta querría estar yo mismo bajo maldición, separado de Cristo, si así pudiera favorecer a mis hermanos, los de mi propia raza.#9.3 Cf. Ex 32.32. 4Son descendientes de Israel y Dios los adoptó como hijos.#9.4 Los adoptó como hijos: Ex 4.22; Os 11.1. Dios estuvo entre ellos con su presencia gloriosa#9.4 Su presencia gloriosa: Ex 24.16-17; 40.34-38. y les dio los pactos, la ley de Moisés, el culto y las promesas. 5Son descendientes de nuestros antepasados; y de su raza, en cuanto a lo humano, vino el Mesías,#9.5 De su raza... vino el Mesías: Cf. Mt 1.1-16; Lc 3.23-38. el cual es Dios sobre todas las cosas, alabado por siempre.#9.5 Vino el Mesías, el cual es Dios sobre todas las cosas, alabado por siempre: otra posible traducción: vino el Mesías. ¡Alabado por siempre sea Dios, que está sobre todas las cosas! Amén.
6Pero no es que las promesas de Dios a Israel hayan quedado sin cumplir. Lo que sucede es que no todos los descendientes de Israel son verdadero pueblo de Israel#9.6 Ro 2.28-29. 7ni todos los descendientes de Abraham son verdaderamente sus hijos, sino que Dios le había dicho: “Tu descendencia vendrá por medio de Isaac.”#9.7 Gn 21.12. Aunque Abraham tuvo otros hijos (Ismael y los que se mencionan en Gn 25.1-6), Isaac fue el considerado como hijo legítimo y heredero de la promesa. 8Esto nos da a entender que nadie es hijo de Dios solamente por pertenecer a cierta raza; al contrario, solo quienes son hijos en cumplimiento de la promesa de Dios#9.8 Se establece un contraste entre los descendientes de Abraham: los que son de la línea de Ismael, hijo de Agar (cf. Gl 4.22-23), y los que son de la línea de Isaac, cuyo nacimiento sólo fue posible por la acción de Dios en cumplimiento de la promesa (Gn 17.19-21). son considerados verdaderos descendientes. 9Porque esta es la promesa que Dios hizo a Abraham: “Por este tiempo volveré, y Sara tendrá un hijo.”#9.9 Gn 18.10,14.
10Pero eso no es todo. Los dos hijos de Rebeca lo fueron de un mismo padre, nuestro antepasado Isaac,#9.10 Cf. Gn 25.21-26. 11-13y antes que ellos nacieran, cuando aún no habían hecho nada ni bueno ni malo, Dios anunció a Rebeca: “El mayor será siervo del menor.”#9.11-13 Gn 25.23. Lo cual también está de acuerdo con la Escritura que dice: “Amé a Jacob y aborrecí a Esaú.”#9.11-13 Mal 1.2-3. Amé... aborrecí: contraste que indica que Dios prefirió al uno sobre el otro; véase Lc 14.26 n. Así quedó confirmado el derecho que Dios tiene de escoger, de acuerdo con su propósito, a los que quiere llamar, sin tener en cuenta lo que hayan hecho.
La autonomía de Dios
14¿Diremos por esto que Dios es injusto? ¡De ninguna manera! 15Porque Dios dijo a Moisés: “Tendré misericordia de quien yo quiera tenerla y tendré compasión de quien bien me parezca.”#9.15 Ex 33.19. 16Así pues, no depende de que el hombre quiera o se esfuerce, sino de que Dios tenga compasión. 17En la Escritura, Dios le dice al faraón: “Te hice rey precisamente para mostrar en ti mi poder, y para darme a conocer en toda la tierra.”#9.17 Ex 9.16. 18De modo que Dios tiene compasión de quien él quiere tenerla y endurece el corazón a quien quiere endurecérselo.#9.18 Cf. Ex 7.3.
19Quizá tú me dirás: “Siendo así, ¿de qué va a culpar Dios al hombre, si nadie puede oponerse a su voluntad?” 20Pero tú, hombre, ¿quién eres para pedirle cuentas a Dios? ¿Acaso la olla de barro le dirá al que la hizo: “Por qué me has hecho así”? #9.20 Is 29.16; 45.9; Sab 12.12. 21El alfarero tiene el poder de hacer lo que quiera con el barro, y de un mismo barro puede hacer una vasija para uso especial y otra para uso común.#9.21 Jer 18.4-6; Sab 15.7.
22Pues bien, Dios, queriendo dar un ejemplo de castigo y mostrar su poder, soportó con mucha paciencia a aquellos que merecían el castigo e iban a ser destruidos.#9.22 Sab 12.20-21. Cf. Ro 3.25-26. 23Al mismo tiempo quiso dar a conocer en nosotros la grandeza de su gloria, pues tuvo compasión de nosotros y nos preparó de antemano para que tuviéramos parte en ella. 24Así que Dios nos llamó, a unos de entre los judíos y a otros de entre los no judíos. 25Como se dice en el libro de Oseas:
“A los que no eran mi pueblo, los llamaré pueblo mío;
a la que no era amada, la llamaré amada mía.#9.25 Os 2.23; cf. también 1 P 2.10.
26Y en el mismo lugar donde se les dijo: ‘Vosotros no sois mi pueblo’,
serán llamados hijos del Dios viviente.”#9.26 Os 1.10.
27En cuanto a los israelitas, Isaías dijo: “Aunque los descendientes de Israel sean tan numerosos como la arena del mar, solamente un resto#9.27 Un resto: Véase Ro 11.5 n. de ellos alcanzará la salvación, 28porque muy pronto cumplirá plenamente el Señor su palabra en todo el mundo.”#9.27-28 Is 10.22-23. 29Como el mismo Isaías había dicho antes:
“Si el Señor todopoderoso
no nos hubiera dejado descendencia,
ahora mismo estaríamos como Sodoma y Gomorra.”#9.29 Is 1.9. Sodoma y Gomorra: Gn 19.1-28.
Los judíos y el evangelio
30¿Qué diremos a esto? Que Dios, por medio de la fe, ha hecho justos a los paganos, que no buscaban la justicia. 31En cambio, los israelitas, que querían basar su justicia en el cumplimiento de la ley, no lo consiguieron. 32¿Por qué? Pues porque basaban su justicia en sus propios hechos y no en la fe. Por eso tropezaron con aquella piedra de tropiezo 33que se menciona en la Escritura:
“Yo pongo en Sión una roca,
una piedra con la cual tropezarán;
pero quien confíe en ella no quedará defraudado.”#9.33 Is 28.16, combinado con Is 8.14; (cf. también 1 P 2.6-8). En ella: es decir, en la piedra, como símbolo de Cristo; también puede traducirse en él.
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