ROMANOS 15:1-12
ROMANOS 15:1-12 DHHE
Los que somos fuertes en la fe debemos aceptar como nuestras las debilidades de los que son menos fuertes, en vez de buscar lo que a nosotros mismos nos agrada. Todos debemos agradar a nuestro prójimo, y hacer las cosas para su bien y para que pueda crecer en la fe. Porque tampoco Cristo buscó agradarse a sí mismo; al contrario, en él se cumplió lo que dice la Escritura: “Las ofensas de los que te insultaban cayeron sobre mí.” Todo lo que dicen las Escrituras fue escrito para nuestra instrucción, para que con constancia y con el consuelo que de ellas recibimos mantengamos la esperanza. Y Dios, que es quien da constancia y consuelo, os ayude a vivir en armonía unos con otros, conforme al ejemplo de Cristo Jesús, para que todos juntos, a una sola voz, alabéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Así pues, aceptaos los unos a los otros, como también Cristo os aceptó a vosotros para gloria de Dios. Puedo deciros que Cristo vino a servir a los judíos para cumplir las promesas hechas a nuestros antepasados y demostrar así que Dios es fiel a sus promesas. Vino también para que los no judíos alaben a Dios por su misericordia, según dice la Escritura: “Por eso te alabaré entre las naciones y cantaré himnos a tu nombre.” En otra parte, la Escritura dice: “¡Alegraos, naciones, con el pueblo de Dios!” Y dice en otro lugar: “Naciones y pueblos todos, ¡alabad al Señor!” Isaías escribió también: “Brotará la raíz de Jesé, que se levantará para gobernar a las naciones, las cuales pondrán en él su esperanza.”