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JEREMÍAS 34

34
Mensaje a Sedequías#34.1-22 Este cap. consta de dos partes. En la primera (vs. 1-8), Jeremías anuncia la caída de Jerusalén, pero le promete al rey Sedequías que morirá en paz después de haber visto cara a cara al rey de Babilonia; la segunda (vs. 9-22) contiene un oráculo profético contra el rey y los habitantes de Jerusalén, que en el momento del peligro dejaron en libertad a sus esclavos y luego, cuando la crisis parecía superada, los sometieron nuevamente a esclavitud.
1Cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, con todo su ejército formado por gente de todas las naciones de la tierra sometidas a él, estaba atacando Jerusalén#34.1 2 R 25.1-11; 2 Cr 36.17-21; Jer 39.1-10. y todas las ciudades vecinas, el Señor se dirigió a Jeremías y le dijo: 2“Yo, el Señor, el Dios de Israel, te ordeno que vayas a decirle a Sedequías, rey de Judá: ‘Así dice el Señor: Voy a hacer que el rey de Babilonia se apodere de esta ciudad y le prenda fuego. 3Tú no podrás librarte de caer en sus manos; te capturarán y te entregarán a él, y después que te hayan conducido ante su presencia, serás llevado a Babilonia.#34.3 Cf. Jer 39.7; 52.9-11. 4Con todo, escucha, Sedequías, rey de Judá, lo que yo, el Señor, te voy a decir: No morirás a filo de espada.#34.4 No morirás a filo de espada: Aunque le arrancaron los ojos y lo llevaron prisionero, Sedequías murió en Babilonia de muerte natural. 5Morirás en paz, y quemarán perfumes en tus funerales como los quemaron en los funerales de tus antepasados que reinaron antes de ti, y dirán: ¡Ay, señor!, haciendo lamentación por ti. Yo, el Señor, lo afirmo y doy mi palabra.’ ”#34.5 Compárese este anuncio profético con el de Jer 22.18-19.
6El profeta Jeremías repitió todo esto al rey Sedequías en Jerusalén. 7Entre tanto, el ejército del rey de Babilonia estaba atacando Jerusalén, Laquis y Azecá,#34.7 Laquis y Azecá: Véanse Jos 10.3 n.; 10.10 nota g. las únicas ciudades fortificadas de Judá que aún quedaban.
Violación del pacto de liberar a los esclavos hebreos
8El Señor se dirigió a Jeremías después que el rey Sedequías hiciera un pacto#34.8 Este pacto se realizó en el templo del Señor (cf. v. 15). Por tanto, cabe pensar en una ceremonia de renovación del pacto del Sinaí, similar a la llevada a cabo por el rey Josías en el año 622 a.C. (2 R 23.1-3). En esta ceremonia solemne, el rey Sedequías y el pueblo en general se comprometieron una vez más a servir al Señor y obedecer sus leyes (cf. Ex 24.7), una de las cuales era la que obligaba a liberar a los esclavos al cabo de siete años (cf. Ex 21.2-6; Dt 15.12-18; Jer 34.15,17). con todos los habitantes de Jerusalén para dejar libres a los esclavos. 9El pacto establecía que quienes tuvieran esclavos o esclavas hebreos los dejaran en libertad, para que nadie tuviera como esclavo a un compatriota judío. 10Todos los jefes y todo el pueblo, aceptando los términos del pacto, dejaron libres a sus esclavos y no los obligaban ya a servirles. 11Pero después se arrepintieron de haberles dado libertad, y los obligaron a volver y a servirles de nuevo como esclavos.
12Entonces el Señor se dirigió a Jeremías y le dijo: 13“Yo, el Señor, el Dios de Israel, hice un pacto con vuestros antepasados cuando los saqué de Egipto, donde servían como esclavos.#34.13 Cf. Ex 19.5; Dt 5.2. Les ordené 14que cada siete años dejaran libre a cualquier hebreo que se hubiera vendido a ellos y que les hubiera servido durante seis años.#34.13-14 Ex 21.2; Dt 15.12. Pero sus antepasados no me hicieron caso ni me obedecieron. 15Ahora vosotros habíais cambiado de conducta, y habíais hecho lo que a mí me agrada, al dejar en libertad a vuestros compatriotas esclavos. Y os comprometisteis con un pacto hecho en mi presencia, en el templo que me está dedicado. 16Pero después cambiasteis de parecer y, profanando mi nombre, obligasteis a los esclavos que habíais dejado en libertad a volver y a serviros de nuevo como esclavos. 17Así pues, yo, el Señor, digo: Vosotros no me obedecisteis, puesto que no dejasteis en libertad a vuestros compatriotas esclavos; por lo tanto, ahora yo voy a dejar en libertad a la guerra, la peste y el hambre para que hagan con vosotros algo que cause horror a todos los reinos de la tierra. Yo, el Señor, lo afirmo. 18-19Los jefes de Judá y de Jerusalén, junto con los criados del palacio, los sacerdotes y todos los demás ciudadanos hicieron un pacto en mi presencia: partieron en dos un becerro y pasaron por entre las dos partes.#34.18-19 La renovación del pacto o alianza se llevó a cabo con un rito similar al descrito en Gn 15.9-10,17-18: los que sellaban el pacto pasaban en medio de un animal dividido en dos partes, y aceptaban para sí la misma suerte de la víctima en caso de faltar al compromiso contraído solemnemente. Véase Gn 15.9 n. Pero luego violaron el pacto y faltaron a su compromiso. 20Por lo tanto, haré que caigan en poder de sus enemigos mortales, y que sus cadáveres sirvan de comida a las aves de rapiña y a las fieras. 21También haré que Sedequías, rey de Judá, y sus oficiales, caigan en poder de sus enemigos mortales, en poder del ejército del rey de Babilonia, que ahora ha dejado de atacarlos.#34.21 Ha dejado de atacarlos: Esta expresión se refiere probablemente a un avance del ejército egipcio (588 a.C.), que obligó a las tropas de Nabucodonosor a levantar el asedio de Jerusalén por un breve tiempo. Cf. Jer 37.5-8. 22Voy a ordenarles que vuelvan contra esta ciudad y que la ataquen, que la tomen y le prendan fuego. Y haré que las demás ciudades de Judá queden desiertas y sin ningún habitante. Yo, el Señor, lo afirmo.”

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