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JUECES 16:23-31

JUECES 16:23-31 BLP

Los jefes de los filisteos se reunieron para ofrecer un gran sacrificio a su dios Dagón. En medio de la grandiosa fiesta proclamaban: Nuestro dios nos ha entregado a Sansón, nuestro enemigo. Al verlo, la gente alababa a su dios repitiendo: Nuestro dios ha puesto en nuestras manos a Sansón nuestro enemigo, al que asolaba nuestra tierra y multiplicaba nuestros muertos. Y como estaban alegres, dijeron: —Llamad a Sansón para que nos divierta. Trajeron, pues, a Sansón de la cárcel y se divertían a costa de él. Luego lo dejaron de pie entre las columnas. Sansón entonces dijo al muchacho que lo llevaba de la mano: —Ponme donde pueda tocar las columnas sobre las que descansa el edificio, para que me pueda apoyar en ellas. El edificio estaba abarrotado de hombres y mujeres. Estaban dentro todos los jefes de los filisteos y, en el terrado, unos tres mil hombres y mujeres que se divertían a costa de Sansón. Entonces Sansón invocó al Señor exclamando: —Mi Dios y Señor, acuérdate de mí; dame fuerzas, aunque solo sea esta vez, oh Dios, para que de un solo golpe me vengue de los filisteos que me sacaron los ojos. Sansón tanteó las dos columnas centrales sobre las que descansaba el edificio, las abrazó, una con el brazo derecho, la otra con el izquierdo, y gritó: —¡Muera yo con los filisteos! Sacudió las columnas con todas sus fuerzas y el edificio se derrumbó sobre los jefes de los filisteos y sobre toda la gente allí reunida. Y los que mató al morir fueron más que los que había matado en vida. Sus hermanos y toda la familia de su padre vinieron y se lo llevaron, sepultándolo entre Sorá y Estaol, en el sepulcro de su padre Manóaj. Había juzgado a Israel durante veinte años.

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