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SALMOS 98

98
SALMO 99 (98)
El Señor, Rey supremo#Salmo 99 El último de los himnos a la realeza del Señor (cf. Sal 47; 93; 96–98). Al mismo tiempo que proclama la soberanía del Señor sobre todo el universo, el salmista expresa un profundo sentimiento de adoración ante la grandeza y santidad de Dios (cf. vs. 3,5,9).
1¡El Señor es Rey!#99.1 ¡El Señor es Rey!: Véanse Sal 93.1 n. y 95.3 n.
¡Él tiene su trono sobre los querubines!#99.1 Acerca de los querubines, véase Sal 80.1 nota d.
Tiemblen las naciones, y aun la tierra entera.
2El Señor es grande en el monte Sión;#99.2 Is 12.6. Cf. Sal 48.1-3.
el Señor está por encima de todos los pueblos.
3Sea alabado su nombre, grande y terrible;
¡Dios es santo!#99.3 ¡Dios es santo!: Is 6.3. Cf. Lv 11.44-45; 19.2; 20.7,26; Lc 1.49.
4Tú eres un Rey poderoso#99.4 Tú eres un Rey poderoso: traducción probable. Heb. el poder del Rey. El amor por la justicia era lo que el pueblo más apreciaba en un rey (véanse Sal 45.4 n.; 72.1 n.). Por eso, en este canto a la realeza del Señor se exalta especialmente este atributo divino. que ama la justicia;
tú mismo estableciste la igualdad.
Has tratado a los hijos de Jacob
con justicia y rectitud.
5¡Alabad al Señor, nuestro Dios,
y arrodillaos delante de sus pies!#99.5 Delante de sus pies: lit. ante el estrado de sus pies, es decir, ante el monte Sión (cf. v. 9).
¡Dios es santo!
6Moisés y Aarón están entre sus sacerdotes;#99.6 Entre sus sacerdotes: o sea, como mediadores entre Dios y el pueblo. Una forma de ejercer esta función mediadora era la intercesión en favor de Israel cuando este había provocado la ira del Señor (Ex 17.11-13; 32.11-14, 31-34; Nm 12.9-15; 17.6-13).
Samuel#99.6 Acerca de la intercesión de Samuel, cf. 1 S 7.8-12; 12.19-25; Jer 15.1; Eclo 46.16-18. está entre los que alabaron su nombre.
El Señor les respondía
cuando ellos pedían su ayuda.
7Dios habló con ellos
desde la columna de nube,#99.7 Ex 33.9.
y ellos cumplieron sus mandatos
y la ley que les dio.
8Señor, Dios nuestro, ¡tú les respondías!
Fuiste para ellos un Dios de perdón,
aunque también castigaste sus maldades.#99.8 Pero también castigaste sus maldades: Esta frase puede referirse a los pecados de los mediadores entre el pueblo y Dios (véase 99.6 nota h, y cf. Nm 20.12,24; 27.13-14; Dt 3.23-27), o bien a los del pueblo en general.
9Alabad al Señor nuestro Dios,
¡arrodillaos ante su santo monte!
¡Nuestro Dios, el Señor, es santo!

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