El terreno pedregoso y poco profundo simboliza el corazón del hombre que escucha el mensaje y lo recibe con gozo, pero no hay profundidad en su experiencia, y las semillas no echan raíces profundas; luego, cuando aparecen los problemas o las persecuciones por causa de sus creencias, el entusiasmo se le desvanece y se aparta de Dios.