Les dijeron:
—Hubiéramos preferido que el SEÑOR nos matara en Egipto. Al menos allá teníamos suficiente comida, toda la que necesitábamos. Ahora nos trajeron a este desierto a matarnos de hambre.
El SEÑOR le dijo a Moisés:
—Voy a hacer que les llueva comida del cielo. Cada día, el pueblo irá y recogerá solo lo necesario para ese día. De esta manera los pondré a prueba para saber si realmente obedecen mis leyes.