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El Rescate

DÍA 2 DE 10

LA ENTRADA DE UN VERDADERO HÉROE

Habiendo finalizado los preparativos físicos, se inició la procesión hacia Jerusalén con la aclamación espontánea y entusiasta de la gente. La hora de ser glorificado había llegado para Jesús. Ya no procuraba evitar la atención de los fariseos, saduceos y escribas, ni mandaba callar a sus seguidores para evitar una confrontación. Por el contrario, tuvo el propósito de desafiarlos: entrada pública, limpieza del templo y aceptación de la aclamación mesiánica de las multitudes.

El burro o asno, según otras versiones bíblicas, era por lo común el vehículo de los pobres y trabajadores. Los ricos lo comerciaban muchísimo pues les dejaba buenas ganancias. Era un animal manso para el uso doméstico y continuo, habituado al trato que su amo le daba. Para los pobladores de Palestina, su paso firme en lugares difíciles lo hacía preferible al caballo. Era un animal de tiro, de montar, y servía además para la carga.

Jesucristo entró a Jerusalén montado en un burrito, símbolo de nobleza y mansedumbre. Hoy, los conquistadores entran en las ciudades montados en tanques, como grandes generales de guerra, reclamando para sí las glorias. Pero Jesucristo no vino para cosechar glorias de los hombres sino para cumplir el deseo de Dios. Y lo hizo dócilmente, como obedece el asno a su señor.

Jesús no había accedido al deseo de los galileos de hacerle rey durante la pascua anterior, ni se había declarado entonces como el Mesías. Pero su hora estaba llegando y esta vez no desanimó el entusiasmo de la multitud; por el contrario, aceptó la aclamación que lo identificaba como el Mesías. Varios comentaristas opinan que el verbo “a recibirle” o “a una recepción”, se refiere a una recepción oficial, término que se usaba cuando se trataba de una persona de eminencia. Las ramas de palmera se usaban en las fiestas judías (Lev. 23:40) y eran un símbolo de victoria (Apoc. 7:9), muy apropiadas en esta ocasión para la gente que albergaba la esperanza de ser finalmente libres del dominio romano.

Jesús acepta esta aclamación, pero entra en la ciudad montado en un burrito que simbolizaba un Mesías distinto al que ellos esperaban. Lo aclamaban como a un rey mesiánico con la idea de un jefe militar, pero él venía como el Príncipe de Paz.

Él hoy está frente a ti, buscándote para darte Paz. Aun en tus tiempos más turbulentos este gran rey llega nuevamente a tu vida para decir: “Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso” (Mt. 11:28).

Día 1Día 3

Acerca de este Plan

El Rescate

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Nos gustaría agradecer a El Arca Project por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.facebook.com/iglesiabautistazion

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