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El Rescate

DÍA 5 DE 10

VARÓN DE DOLORES

Si se necesita un rescate, es que se está atrapado o al menos en una situación poco agradable. Una de las situaciones inherentes a nuestro mundo es que está atrapado en un ciclo de violencia que, al parecer, no tiene fin. Desde que el primer hermano asesinó a su par en Génesis 4, los seres humanos jamás cesamos de ejercer violencia unos sobre otros. Basta un paneo general por la cultura de cancelación en las redes sociales, o las noticias en la TV. Aún más, basta con escuchar los testimonios en nuestras congregaciones: niños abusados, adolescentes abandonados, mujeres violentadas por sus parejas...

Allí, en el Imperio Romano, Jesús sufrió una violencia inimaginable e inaguantable. Luego de que fuera arrestado mientras oraba, lo llevaron para ser interrogado por Poncio Pilato. Los evangelios confirman que Pilato no encontró nada malo en Jesús. Pero, atemorizado ante la insistencia de aquellos que, cegados, pregonaban la muerte a este hombre, decide darle unos azotes y entregarlo.

En este entonces, los latigazos tenían una clara función social para los dos grupos que allí convivían. Para los judíos, los latigazos tenían la función del escarnio y la humillación pública con el fin de que el malhechor no reincidiese en su maldad. Para los romanos, tenían la función de disuadir al delincuente y a cualquiera que estuviese pensando en hacer algo similar.

Seguramente los soldados romanos habrán golpeado a muchos hombres antes y después de Él. Seguramente todos ellos se lo merecían. Seguramente nosotros también lo hubiésemos merecido, pues todos hemos transgredido la ley. Pero a diferencia de ellos y nosotros, no había un solo pecado en Jesús. El carpintero no había hecho nada que lo hiciera merecedor de la golpiza.

Y es que la carne desgarrada del Salvador no daba testimonio de sus faltas sino de las nuestras. “Cristo no cometió ningún pecado ni engañó jamás a nadie. Cuando lo insultaban, no contestaba con insultos; cuando lo hacían sufrir, no amenazaba, sino que se encomendaba a Dios, que juzga con rectitud. Cristo mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo… para que nosotros muramos al pecado y vivamos una vida de rectitud. Cristo fue herido para que ustedes fueran sanados” (1 Pe. 2:22-24, DHH).

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Acerca de este Plan

El Rescate

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Nos gustaría agradecer a El Arca Project por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.facebook.com/iglesiabautistazion

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