Vèsè popilè nan Bib la ki soti nan 2 Timoteo 1

Pataje

Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino un espíritu de poder, de amor y de buen juicio.

Dios nos salvó y nos ha llamado a formar un pueblo santo, no por lo que nosotros hayamos hecho, sino porque ése fue su propósito y por la bondad que ha tenido con nosotros desde la eternidad, por Cristo Jesús.

Por eso te recomiendo que avives el fuego del don que Dios te dio cuando te impuse las manos.

No te avergüences, pues, de dar testimonio a favor de nuestro Señor; ni tampoco te avergüences de mí, preso por causa suya. Antes bien, con las fuerzas que Dios te da, acepta tu parte en los sufrimientos que vienen por causa del evangelio.

Precisamente por eso sufro todas estas cosas. Pero no me avergüenzo de ello, porque yo sé en quién he puesto mi confianza; y estoy seguro de que él tiene poder para guardar hasta aquel día lo que me ha encomendado.