Confiar y Creer: Devociones de Tiempo de GraciaMuestra

¿Por qué es tan difícil confiar en Dios?: El dolor

Mi abuelo solía decir: “Cuando has puesto la nariz en queso Limburgo, el mundo entero apesta”. ¿Qué quería decir? Cualquier emoción intensa que esté sintiendo en este momento afectará toda su visión del mundo. Si tiene un dolor en este momento, va a ser muy difícil que sea optimista, que confíe en que el futuro va a ser mejor.

Yo solía pensar que las personas mayores se movían y andaban de manera tan lenta, rígida y encorvada, porque estaban perdiendo la coordinación o la vista; pero los problemas crónicos de espalda me han ayudado a entender, habiendo hecho muecas y cojeado en mi rutina diaria, que un gran número de personas, ancianas y jóvenes, tienen dolor físico todo el día, todos los días. Es por eso que caminan así. Y también puede ser por eso que les resulta difícil confiar.

Horas antes de su muerte y resurrección, Jesús predijo terribles penurias para sus discípulos: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).

En esto está nuestra esperanza: no en nuestros cansados y envejecidos cuerpos, no en nuestras mentes brillantes ni en nuestra riqueza, sino en las palabras de Aquel que ha sufrido como nosotros y por nosotros y que ha vencido la muerte, el infierno y el dolor por todos nosotros.