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«Mis Preguntas, Sus Respuestas»Muestra

«Mis Preguntas, Sus Respuestas»

DÍA 6 DE 7

«Rompiendo paradigmas»

Después de pasar 3 años muy tristes y de cuestionarme acerca de la existencia de Dios, recibí una invitación para asistir a un campamento cristiano. Como no tenía nada claro en mis pensamientos, decidí ir.

En el campamento conocí a un misionero. Este hombre contaba cómo el Señor lo había llamado a amar, dando la vida entre los más necesitados en uno de los barrios más peligrosos de Buenos Aires. En obediencia a Dios, junto a su esposa y sus hijos, se instaló en ese lugar para amar y asistir a esa gente. Ellos se encargaban de las necesidades de alimento, abrigo y medicamentos, incluso si alguno cometía algún ilícito y terminaba preso, él lo visitaba en la cárcel. Su servicio y disposición, eran de 24 horas. Este misionero comprendía, que si esa gente no viene a nosotros que somos la luz y la sal del mundo, ¿a dónde irían entonces?, ¿a quién recurrirían?

Al escuchar a ese misionero, algo pasó dentro de mí, algo que venía para despertarme a una nueva realidad para siempre. Recuerdo que dije: «¡Yo quiero ser como este hombre!» Era la primera vez en mi vida que veía a alguien que se parecía a Cristo. La vida de ese misionero había salvado mi fe: ahora sabía que Dios era real. Si podía verlo en él, era porque era real, y en la búsqueda de la virtud, que había en ese hombre, finalmente me encontré con Cristo.

Aún en la lucha y en los cuestionamientos propios de la adolescencia, pude entender que la iglesia está constituida por personas con tantos problemas y defectos como yo. Comprendí, que la iglesia no era un invento de los pastores, sino el proyecto que Dios tenía en su corazón, y que no podía abrazar a Cristo, que es la cabeza, sin abrazar al cuerpo que es la iglesia. Con todas sus virtudes y defectos, debía amarla como Cristo la amó y se entregó a sí mismo por ella.

Dios había venido como una especie de vendaval, arrasando con todos mis argumentos y convicciones. Ya no podría vivir más, dentro de las cuatro paredes de mis pensamientos. Dios estaba cambiando mi manera de sentir, de ver y de pensar. Él estaba comenzando la obra para la cual me eligió: ser moldeado a la imagen de su Hijo. De alguna manera milagrosa, comencé a entender de qué hablaba Pablo cuando dijo a los filipenses: «...porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad».    

Acerca de este Plan

«Mis Preguntas, Sus Respuestas»

 Una mirada del autor de este devocional, a la cruz de Cristo, lo lleva a sentir vergüenza por la condición de la iglesia. Esta confrontación, desencadena en él una serie de preguntas, a las cuales, la respuesta del Señor no se hace esperar, lo despierta y reta a una nueva realidad. 

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Nos gustaría agradecer a Fabián Liendo en convenio con El Centro Network por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: http://www.elcentronetwork.com y http://www.facebook.com/Kyosko