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«El sermón del Monte, no solo un gran mensaje»

El sermón del Monte no es solo un gran mensaje en la Biblia, es el mensaje más maravilloso de toda la historia. Ningún otro discurso o mensaje ha tenido el impacto, la influencia, y el poder, de este breve mensaje. Dos mil años después, continúa alcanzando tanto a personas iletradas, como a eruditos. Cuando lees a los filósofos más grandes del mundo y después lees las palabras de Jesús, no puedes perder el contraste completo. 

Las palabras de Jesús, especialmente en el sermón del Monte, tienen una resonancia de otra manera de la verdad, sabiduría y autoridad. Para comparar el mundo de los grandes filósofos con Jesús es como comparar el equipo local de fútbol de quinto grado con un equipo profesional. Una de las declaraciones más notables en el sermón del Monte, es el verso 12, comúnmente conocida como la Regla de oro, donde se menciona que debemos hacer con los demás lo que queremos que ellos hagan con nosotros. Esto resume de manera sucinta lo que significa amar a la gente. 

El reverendo J.C. Ryle señaló, «Se establece un centenar de puntos diferentes. Previene la necesidad de establecer un sinfín de reglas para nuestra conducta en casos específicos». Si quieres que la gente sea paciente contigo, entonces se paciente con otros. Si aprecias cuando la gente te escucha mirándote a los ojos, buscando entenderte, entonces escúchalos de esa manera. Si valoras cuando la gente te dice la verdad, entonces habla la verdad con ellos. Si tú quieres que otros oren por ti, entonces ora por otros. Si valoras cuando otra gente te da el beneficio de la duda, entonces da a otros el beneficio de la duda. Si alguien te hace enojar, especialmente alguien cercano a ti, como tu esposa, un hijo, o tu mejor amigo, si tú aprecias que esa persona venga directo a ti, en lugar de darte el tratamiento del silencio o la ley del hielo, o que hable a tus espaldas, entonces haz lo mismo por ellos.

Si quieres que la gente te perdone, entonces ten un gran corazón perdonador para otros. Si valoras cuando la gente te afirma y edifica, entonces afirma y edifica a otros. Si aprecias cuando la gente te habla con cariño y gentileza, en lugar de un tono áspero y demandante, entonces haz lo mismo por ellos. Si valoras cuando la gente toma el trabajo de aprender tu nombre, entonces aprende sus nombres. Si valoras cuando tu esposa o un amigo mantiene sus promesas contigo, aun en cosas muy pequeñas, entonces cumple tus promesas a los demás. Si tú valoras cuando alguien te defiende y es leal a ti, entonces se leal a otra gente.