Sentirse mejor: Devociones de Tiempo de Gracia Muestra

Mi Espíritu: Me siento tan culpable

La historia de Judas es muy lamentable, y no lo digo por las razones que usted piensa. Lo cierto es que Judas era un ser codicioso, egoísta, hambriento de dinero, mentiroso, traicionero. Pero eso no es lo peor, lo peor es que su inmensa culpa le hizo pensar que él como pecador era más grande que Cristo como Salvador.

No se puede aprobar lo que hizo Judas, pero se puede entender su desdichada conclusión. Lo mismo ocurrió con David: “porque mis maldades se acumulan sobre mi cabeza; como carga pesada me abruman” (Salmo 38:4). ¿Le suenan familiares esas palabras en sus propios pensamientos? “Lo he hecho con demasiada frecuencia, por demasiado tiempo. La maldad que hay dentro de mí demuestra que no soy bueno. He ido demasiado lejos”

David tenía buenas razones para la desesperación: la mentira, el robo, el adulterio, el asesinato. Pero también creía esto: “En Dios solamente descansa mi alma; de él viene mi salvación” (Salmo 62:1). La crucifixión de Cristo, prefigurada durante siglos por el derramamiento de sangre de animales en lugar de sangre humana, compró de manera retroactiva el perdón total para David y para los otros pecadores en el pasado y también proactivamente, en el tiempo futuro, estableciendo una oleada de misericordia que nos cubre a nosotros también. No hay condenación para los que están en Cristo Jesús.