Aceptémonos Unos A OtrosMuestra

¿Qué están haciendo ellos aquí?

Los pobres siempre hacen sentir incómodos a los adinerados.

No se trata sólo de la enorme brecha en los ingresos; también puede haber una gran diferencia en los sistemas de valores y en las conductas. Hay una razón por la que algunas personas quieren vivir en barrios cerrados con un jefe de seguridad exmilitar en la caseta de vigilancia. Hay una razón por la que muchos lugares de reunión social son sólo para miembros.

Los cristianos no pueden controlar los clubes privados ni los suburbios exclusivos, pero pueden controlar cómo se trata a las personas en sus congregaciones. La Biblia enseña que todos los humanos, independientemente de su nivel de ingresos, son quebrantados pecadores que necesitan el evangelio de perdón que necesitan la ayuda del Espíritu para la restauración. Todos los creyentes, ricos y pobres por igual, son miembros importantes del cuerpo de Cristo, todos tienen necesidades, y todos tienen dones para compartir.

Además, los pobres tienen un lugar especial en los ojos y el corazón del Señor, y el vigila cómo los tratan. “Ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que lo aman” (Santiago 2:5). Todo el que visite su congregación merece atención y respeto. Todos los miembros, independientemente de lo que aparezca en su estado de cuentas, merecen que se les trate con dignidad. Aprendamos a sentirnos cómodos unos con otros.