Reformación | Devocional De 7 DíasMuestra

¡Reforma nuestros corazones, Señor!

Conectarse con Dios a través de la Reformación es permitir que Dios te reforme en todos los caminos torcidos dentro de ti. Jeremías 17:9 enseña que el corazón humano es engañoso y necesita ser cambiado. La moralidad humana y la modificación del comportamiento no nos harán justos. "Debido a la debilidad de tu naturaleza humana, estoy usando la ilustración de la esclavitud para ayudarte a entender todo esto. Anteriormente, se dejaban ser esclavos de la impureza y la anarquía, que conducían cada vez más al pecado. Ahora debéis entregarlos para ser esclavos de la vida justa, para que os volváis santos" (Romanos 6:19). ¡La Reformación trae santidad! 2 Timoteo 1:9 dice: "Porque Dios nos salvó y nos llamó a vivir una vida santa. Él hizo esto, no porque nos lo merecíamos, sino porque ese era su plan desde antes del principio de los tiempos: mostrarnos su gracia a través de Cristo Jesús". Tu oración debe ser: "Reforma mi corazón, Señor, hasta que el grito de mi corazón sea: '¡Señor, tú eres Santo, hazme Santo!'

Perseguir una vida de santidad requerirá que tengas un corazón consagrado al Señor, completamente apartado para Él. Haz la oración de David en el Salmo 139, pidiéndole a Dios que busque en tu corazón cualquier cosa que le ofenda. Tómate tu tiempo para reflexionar sobre lo que estás viendo, escuchando y haciendo. ¡Dale permiso al Señor para exponer las impurezas en tu vida, para que puedas parecerte más a Él! Cuanto más te acercas a Él, más te vuelves como Él.

Oración

Señor, te pido que reformes cualquier camino torcido dentro de mí. Busco tu corazón y tu mente en todas las cosas. Oro por ser menos de mí y más de ti. Quiero ser celoso con tu disciplina. Muéstrame lo que te agrada. Dame un corazón de arrepentimiento enseñable. Quiero ser apartado para ti y tu gloria. Te Amo. Amén.

Activación

El ayuno es una forma de consagrarse al Señor. Empieza un ayuno esta semana. Pregúntale al Señor cuánto tiempo quiere que ayunes y qué quiere que ayunes. Si nunca has ayunado antes, empieza por evaluar lo que te impide encontrar encuentros diarios con Dios y ayuna lo que sea (deportes, medios de comunicación, televisión, etc.).