La amistad que edifica

Crecí rodeada de amistades que me enseñaron a confrontar mis propios miedos y a descubrir la mejor versión de mí misma. Cada una me impulsó a crecer, a mirar mis inseguridades y a confiar más en Dios. Aprendí que una amistad que edifica no nace de la necesidad de llenar vacíos, sino de la convicción de compartir, acompañar y sostener al otro desde un lugar pleno y seguro.

Una amistad verdadera respeta la libertad y fortalece la fe. No se aferra ni depende de la presencia constante para dar sentido a la vida; más bien, comparte la alegría de caminar juntos, apoyándose mutuamente en la verdad de Dios. Así como el hierro afila al hierro, una amistad que edifica nos desafía con amor, nos corrige con paciencia y nos impulsa a crecer en carácter y fe Dios.

Frase a recordar:

“Una amistad que edifica nos desafía con amor y nos impulsa a crecer en fe y carácter".

Versículo Clave:

Proverbios 27:17 – Hierro con hierro se aguza; y así el hombre aguza el rostro de su amigo.

Este versículo nos recuerda que las amistades verdaderas no solo acompañan, sino que también fortalecen. Así como el hierro se afila con otro hierro, los amigos que edifican nos ayudan a crecer, a ver con claridad y a mantener firme la fe. Son relaciones que pulen el carácter, inspiran a mejorar y nos animan a reflejar lo mejor de Dios en nosotros.

Oración:

Padre, gracias por las amistades que me levantan, me enseñan y me acompañan. Ayúdame a ser una amiga que edifica, que comparte desde la plenitud y que refleja Tu amor en cada encuentro. Amén.