El Poder De La IntercesiónMuestra

Día 1 – Llamados a interceder.

La intercesión es mucho más que una oración rápida; es un acto profundo de amor que refleja el corazón de Jesús. Él mismo intercede por nosotros ante el Padre (Romanos 8:34), y nos invita a hacer lo mismo por otros. Interceder es colocarnos “en la brecha”, como un puente entre Dios y las personas, clamando para que Su voluntad se cumpla en sus vidas.

No se trata solo de pedir bendiciones, sino de responder al privilegio que tenemos gracias a Cristo, quien nos abrió el acceso al Padre. Recordemos que intercedemos no por mérito propio, sino por la gracia que nos permite acercarnos confiadamente ante el trono de Dios.(Hebreos 4:14–16)

No se trata solo de pedir bendiciones, sino de ponernos en el lugar de alguien más, cargar sus cargas en oración y perseverar creyendo que Dios responde. La intercesión nos hace partícipes de la obra redentora de Dios, porque mientras oramos, el Espíritu Santo obra en lo invisible, trayendo consuelo, dirección, fortaleza, sanidad y esperanza.

Este llamado no se sostiene en nuestra fuerza o elocuencia, sino en la fidelidad de un Dios que escucha y responde soberanamente, conforme a su propósito perfecto.

Este llamado no es opcional, sino un privilegio que revela madurez espiritual. Cuando buscamos el rostro de Dios no solo para nuestras necesidades, sino también para los que nos rodean, demostramos un amor semejante al de Cristo: desinteresado, compasivo y perseverante.

Imagina cuántas veces tú mismo has sido sostenido por la oración de alguien más. De la misma manera, Dios quiere usarte como canal de bendición para otros. Cada oración que elevas puede ser la chispa que encienda fe en un corazón cansado o la puerta que abra un milagro en la vida de alguien.

Al hacerlo, recuerda que el poder no está en tus palabras, sino en el Dios que las escucha. Él es quien obra, y nosotros somos solo instrumentos de su amor y misericordia.

Reto personal: Escribe tres nombres de personas por las que orarás esta semana. Aparta un momento diario para interceder por ellas, presentando sus necesidades específicas delante de Dios.

Oración: Señor, enséñame a interceder con amor y fe, confiando en que escuchas mis oraciones y en que respondes conforme a tu perfecta voluntad.