Fe De NovelaMuestra

Del lodo a la gloria

“Dios me tomó como a un carbón, me talló, me dolió… pero me hizo brillar como diamante”, confesó Thalía. Así es la gracia de Dios: no nos rechaza por nuestros errores, sino que toma nuestras ruinas y las convierte en diamantes. Cuando creemos que todo está perdido, Él nos saca “del pozo de la desesperación” (Salmos 40:2, NVI) y pone alegría donde hubo luto (Isaías 61:3).

Como Thalía que del barro pasó a la victoria, así también Dios puede transformar tus capítulos oscuros. En Cristo somos nuevas criaturas (2 Corintios 5:17): lo viejo pasó, lo nuevo llegó.

Sin embargo, seguir a Jesús no es una escena de perfección, sino un proceso de crecimiento. Habrá tropiezos, dudas y caídas, pero quien confía en Él puede decir: “Solo en Dios halla descanso mi alma; de Él viene mi salvación”. (Salmo 62:1-2, NVI).

Caminar con Jesús es un proceso diario. Cada uno recibe un trato personal del Padre: a veces suave, a veces firme, pero siempre lleno de amor. Él nos levanta, nos enseña y nos forma para que aprendamos a depender de Su gracia más que de nuestras fuerzas.

Preguntas de reflexión:

1. ¿Reconoces que tu caminar con Dios es un proceso y no una meta inmediata?
2. ¿En qué área necesitas recordar que Él sigue trabajando en ti?

Desafío:

Agradece a Dios por Su paciencia contigo. Di: “Jesús, aunque tropiece, sé que estás trabajando en mi vida con tu amor.”